En una decisión que ha causado revuelo en el mundo de las finanzas y la sostenibilidad, BlackRock, el mayor gestor de activos a nivel global, anunció su salida de la Net Zero Asset Managers (NZAM), una coalición internacional de gestores de inversiones comprometidos con alcanzar la neutralidad en emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. La decisión, formalizada en una carta, señala que el cambio no alterará la forma en que la firma gestiona las inversiones de sus clientes.
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Foto: Larry Fink, Director ejecutivo de BlackRock.
“Nuestra salida no modifica cómo desarrollamos productos y soluciones para nuestros clientes ni cómo gestionamos sus carteras,” destacó BlackRock en el comunicado. Sin embargo, el anuncio representa una significativa victoria simbólica para los políticos anti-ESG, quienes habían presionado a la empresa por su participación en la coalición.
El peso de NZAM en la industria financiera
La iniciativa NZAM, fundada en diciembre de 2020 por 30 gestores de activos que representaban cerca de 9 billones de dólares en activos bajo gestión, ha crecido significativamente y ahora cuenta con más de 325 firmantes que administran más de 57 billones de dólares. Los signatarios se comprometen a trabajar con los clientes propietarios de activos en objetivos de descarbonización, establecer metas intermedias para alinear sus carteras con el objetivo de neutralidad de carbono en 2050 y adoptar estrategias de compromiso y voto coherentes con estas metas.
BlackRock, conocido por su liderazgo en temas de transición energética y climática, ha sido un objetivo frecuente del movimiento anti-ESG liderado por políticos republicanos en Estados Unidos. Recientemente, junto con Vanguard y State Street, la firma enfrentó una demanda liderada por Texas que acusaba a estos gestores de usar iniciativas centradas en el clima para manipular mercados de carbón y encarecer la energía. La participación de BlackRock en NZAM fue utilizada como evidencia en este caso.
Las razones detrás de la decisión
En su carta a los clientes, BlackRock subrayó que su participación en NZAM nunca influyó en la manera de gestionar las carteras de los clientes, pero que su pertenencia a la coalición generó confusión sobre sus prácticas y los sometió a investigaciones legales por parte de diversos funcionarios públicos.
A pesar de su salida, la firma enfatizó su compromiso con la inversión climática, destacando que gestiona más de un billón de dólares en estrategias sostenibles y de transición. BlackRock también reafirmó su postura de que la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono es una de las fuerzas transformadoras más importantes de los mercados.
Un contexto de salidas masivas
La decisión de BlackRock se produce en un contexto de salidas masivas de instituciones financieras estadounidenses de coaliciones climáticas. En las últimas semanas, grandes bancos como JPMorgan, Citi, Bank of America, Morgan Stanley, Goldman Sachs y Wells Fargo han abandonado la Net-Zero Banking Association (NZBA), otra coalición clave en el esfuerzo global por la descarbonización. Estas salidas coinciden con la próxima inauguración de Donald Trump como presidente, un contexto político que ha intensificado las presiones contra las iniciativas ESG.
Sin embargo, tanto BlackRock como los bancos han mantenido sus compromisos individuales para reducir las emisiones financiadas, lo que refleja la complejidad de equilibrar las presiones políticas con los compromisos climáticos y las expectativas de los inversores.
Reacciones y críticas
La salida de BlackRock no ha estado exenta de críticas. Ben Cushing, director de la campaña Fossil-Free Finance del Sierra Club, afirmó que, a pesar de las presiones políticas, el cambio climático representa uno de los mayores riesgos para la economía global y las inversiones a largo plazo de los clientes de BlackRock. “La membresía en alianzas voluntarias establece un punto de partida importante, pero para cumplir verdaderamente con su deber fiduciario, BlackRock debe apoyar una descarbonización real mediante votos más fuertes como accionista y dirigiendo capital hacia industrias que mitiguen los riesgos climáticos sistémicos,” afirmó Cushing. “Si BlackRock no lo hace, sus clientes deberían considerar otros gestores de activos“.
La decisión de BlackRock pone de manifiesto las tensiones entre los compromisos climáticos y las realidades políticas, destacando el desafío que enfrentan las instituciones financieras para equilibrar intereses diversos en un entorno global en constante cambio.