“Tenemos que poner a la naturaleza en el balance contable”

Las palabras las pronunció Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, al presentar la “Hoja de Ruta hacia los Créditos de Naturaleza”, una iniciativa que busca recompensar acciones que restauren ecosistemas, generen ingresos en zonas rurales y refuercen la competitividad económica.

Foto: Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea.

En un paso estratégico para integrar la protección del medio ambiente con el desarrollo económico, la Comisión Europea presentó una “Hoja de Ruta hacia los Créditos de Naturaleza”, una iniciativa destinada a incentivar las inversiones privadas en acciones que restauren y preserven ecosistemas. El objetivo es valorar financieramente la naturaleza y canalizar recursos hacia su protección a través de un sistema de créditos voluntarios, confiables y certificados.

Los créditos de naturaleza representan una inversión directa en proyectos como la restauración de humedales, la reforestación o la protección de hábitats. Estos créditos pueden ser adquiridos por empresas, instituciones financieras, entidades públicas o ciudadanos, quienes a cambio no solo contribuyen a la salud del planeta, sino que obtienen beneficios tangibles: ecosistemas más limpios, reducción de riesgos, mejoras reputacionales y mayor aceptación social para sus proyectos.

Tenemos que poner a la naturaleza en el balance contable. Eso es lo que hacen los créditos de naturaleza”, afirmó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, destacando que esta herramienta puede ser eficiente y dirigida por el mercado, siempre que esté bien diseñada.

Una oportunidad para negocios y biodiversidad

Con un 75% de las empresas de la eurozona dependiendo directamente de los servicios ecosistémicos, los créditos de naturaleza emergen como una forma innovadora de alinear la rentabilidad empresarial con la restauración ecológica. Además de atraer a grandes inversores, la iniciativa también busca beneficiar a quienes cuidan directamente el territorio: agricultores, pescadores, forestales, propietarios de tierras y comunidades locales, abriendo nuevas fuentes de ingresos a través de la regeneración ambiental.

Los créditos de naturaleza pueden convertir la protección de nuestros suelos y mares en una oportunidad para construir una economía resiliente y competitiva”, señaló Jessika Roswall, comisaria europea de Medio Ambiente, Resiliencia Hídrica y Economía Circular Competitiva.

Estándares claros, participación abierta

La hoja de ruta plantea un enfoque ascendente (“bottom-up”), desarrollado en consulta con múltiples actores, y tiene como pilares la construcción de estándares sólidos, la certificación independiente de las acciones financiadas y una gobernanza robusta para evitar el greenwashing. La Comisión también lanzó una convocatoria abierta para recibir aportes hasta el 30 de septiembre de 2025, y anunció la creación de un grupo de expertos para guiar el desarrollo de este mercado.

El objetivo es complementar el financiamiento público ya comprometido: la UE destinará el 10% de su presupuesto a biodiversidad para 2026-2027 y duplicará sus fondos externos en esta materia hasta alcanzar los 7.000 millones de euros. No obstante, el déficit de inversión en biodiversidad sigue siendo amplio: se estima que se necesitan 65.000 millones de euros anuales, lo que exige una combinación eficaz de recursos públicos y privados.

Proyectos piloto e impulso global

La Comisión ya está probando el concepto de créditos de naturaleza en Francia, Estonia y Perú, y trabaja junto a organizaciones internacionales como el Foro Económico Mundial, la Biodiversity Credit Alliance y el Panel Internacional Asesor sobre Créditos de Biodiversidad. Estos créditos también podrían apoyar a los Estados miembro en el cumplimiento de sus metas bajo el Reglamento de Restauración de la Naturaleza de la UE y contribuir a los objetivos globales del Marco de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

En un contexto donde el deterioro ecológico y el cambio climático amenazan la estabilidad económica —con impactos como el aumento de los costos de seguros y daños en cadenas de suministro—, desde la Comisión sostienen que los créditos de naturaleza se perfilan como una herramienta clave para reforzar la competitividad europea, al tiempo que se preserva el capital natural del continente.

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