De la exclusión a la oportunidad: cómo integrar la discapacidad en las cadenas de suministro

La respuesta se puede encontrar en la guía “Disability-inclusive supply chains”, un recurso de la OIT que no solo describe los desafíos de la exclusión laboral, sino que ofrece caminos concretos para que las empresas transformen sus cadenas de suministro en espacios inclusivos. La propuesta pone el foco en las oportunidades económicas y sociales que surgen cuando la inclusión se convierte en una práctica empresarial central.

Foto: Marcus Aurelius / Pexels.

En lugar de limitarse a señalar carencias, el documento —desarrollado por la Red Mundial de Empresas y Discapacidad de la OIT (GBDN)— se concentra en mostrar qué funciona y cómo puede replicarse. Está dirigido tanto a grandes multinacionales como a pequeñas y medianas empresas, con el objetivo de reducir las desigualdades en las cadenas de valor, especialmente en aquellas de alcance local donde suelen persistir las mayores brechas de trabajo decente.

De la obligación a la oportunidad

La guía parte del principio que la inclusión de personas con discapacidad es un derecho humano respaldado por marcos internacionales como la Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y las convenciones de la OIT. Pero la novedad radica en que la publicación pone igual énfasis en el potencial transformador para las empresas: cadenas diversas abren nuevas fuentes de talento, estimulan la innovación, fortalecen relaciones con clientes y proveedores, y aumentan la resiliencia frente a crisis.

El mensaje es que la inclusión no solo es posible, sino rentable. Empresas que ya han implementado estas prácticas muestran mayores niveles de satisfacción de clientes y acceso a nuevos mercados.

Cinco pasos clave para la inclusión

Un aporte central de la guía son los cinco pasos prácticos para impulsar la inclusión de la discapacidad en las cadenas de suministro:

  • Identificar y analizar riesgos de discriminación en operaciones y relaciones comerciales.
  • Desarrollar políticas inclusivas y promover que proveedores adopten medidas similares.
  • Implementar acciones concretas, como mejorar la accesibilidad y eliminar barreras.
  • Monitorear avances con indicadores clave de desempeño y comunicarlos a las partes interesadas.
  • Establecer mecanismos accesibles de queja que permitan denunciar y remediar casos de discriminación.

La OIT recomienda a las empresas utilizar su herramienta gratuita de autoevaluación (Self-Assessment Tool) para detectar y corregir brechas en sus políticas y prácticas de inclusión.

Aliados para el cambio

La guía también propone ampliar la mirada: si bien las empresas son actores centrales, el cambio requiere la participación de los Estados —a través de marcos legales que garanticen la inclusión— y de organizaciones de trabajadores y de personas con discapacidad, que pueden actuar como aliados estratégicos en los mercados laborales.

De la teoría a la práctica

Más allá de las recomendaciones, la OIT incluye estudios de caso que demuestran que la inclusión no es solo un ideal, sino una práctica replicable con impactos medibles. En ellos se observa cómo compañías que adoptaron estrategias inclusivas lograron mejorar su desempeño económico mientras generaban oportunidades para grupos históricamente marginados.

Con esta guía, la OIT busca trasladar la conversación de las barreras a las soluciones, y de los compromisos formales a los pasos concretos que pueden dar las empresas para que la inclusión de la discapacidad sea parte estructural de sus cadenas de valor.

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