La sostenibilidad se mantiene entre las tres principales prioridades del liderazgo empresarial

La sostenibilidad sigue ocupando un lugar destacado en las agendas corporativas, pero el impulso que la había convertido en una prioridad ineludible para las compañías globales parece entrar en una nueva etapa. Así lo indica el informe “2025 C-suite Sustainability Report” elaborado por Deloitte, basado en una encuesta a más de 2.100 ejecutivos de 27 países, que explora cómo las empresas están redefiniendo su relación con la sostenibilidad en un contexto económico y tecnológico en transformación.

El estudio revela que, por cuarto año consecutivo, la sostenibilidad se mantiene entre las tres principales prioridades del liderazgo empresarial, junto con la adopción tecnológica y la inteligencia artificial (IA). En paralelo, el 83% de los líderes consultados aumentó sus inversiones en iniciativas sostenibles durante el último año, y el 79% afirma estar transformando su modelo de negocio o incorporando criterios de sostenibilidad en toda su estructura.

Sin embargo, el informe advierte sobre una leve desaceleración en la implementación de ciertas prácticas que habían ganado impulso en años anteriores, como la vinculación de la compensación ejecutiva al desempeño en sostenibilidad o la exigencia de estándares ambientales a proveedores y socios comerciales.

Inversión sostenida, resultados medibles

De acuerdo con los datos recopilados por Deloitte, la sostenibilidad no se limita a una cuestión reputacional o de cumplimiento, sino que está generando beneficios financieros concretos. El 66% de los ejecutivos señala que sus acciones sostenibles tuvieron un impacto positivo en la generación de ingresos.

La tecnología aparece como el factor que más ha acelerado esta evolución. Ocho de cada diez líderes dicen estar utilizando inteligencia artificial para apoyar sus estrategias de sostenibilidad, ya sea en la mejora de la eficiencia operativa, la gestión de datos o el desarrollo de nuevos productos con menor impacto ambiental.

El estudio identifica un patrón recurrente —una especie de hoja de ruta corporativa— basada en la adopción de tecnología, el uso de materiales sostenibles, la creación de productos verdes, la mejora de la eficiencia energética y la medición de resultados. Esta estructura, según Deloitte, representa la transición de la sostenibilidad desde un conjunto de proyectos aislados hacia una estrategia integrada.

Menor presión externa, señales de madurez o de pausa

Uno de los hallazgos más importantes es la reducción de la presión ejercida por los grupos de interés. Comparado con 2022, menos ejecutivos reportan sentirse impulsados a actuar por accionistas, juntas directivas, gobiernos, clientes o empleados. En todos los casos, la disminución ronda entre 10 y 20 puntos porcentuales.

Deloitte plantea tres posibles interpretaciones. La primera: que las empresas han alcanzado un nivel de madurez, donde la sostenibilidad ya forma parte de la estructura operativa y no requiere la misma presión externa. La segunda: que se trata de una pausa temporal, producto de la incertidumbre económica y del foco creciente en la inversión tecnológica. La tercera: que podría ser el inicio de una desaceleración en los compromisos sostenibles, a medida que las organizaciones priorizan la resiliencia financiera.

Adoptar una mirada estratégica y fundamentar la sostenibilidad en el valor económico puede ayudar a mantener el progreso, incluso en períodos de incertidumbre”, señaló Jennifer Steinmann, líder global de Sostenibilidad en Deloitte, en una carta que acompaña el informe.

Entre la convicción y el pragmatismo

Pese a la moderación en algunas métricas, el informe destaca que la convicción empresarial en torno al valor de la sostenibilidad se mantiene sólida. La mayoría de las compañías continúa viendo la sostenibilidad como un componente esencial para gestionar riesgos, proteger la reputación y generar ventajas competitivas.

En palabras de Deloitte, las organizaciones que logren alinear su estrategia sostenible con sus motores de crecimiento serán las mejor posicionadas para enfrentar los desafíos del próximo ciclo económico y tecnológico.

El 2025 C-suite Sustainability Report ofrece así una radiografía de un cambio de fase: de la expansión acelerada de compromisos y declaraciones a una etapa donde predomina el pragmatismo estratégico. La sostenibilidad ya no es solo una promesa: es una variable estructural del negocio que, según cómo se gestione, puede determinar quiénes liderarán la próxima ola de valor empresarial.

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