Más allá del PIB: la ONU propone medir el progreso con el capital humano y natural

Invertir en la salud del planeta puede generar billones adicionales para la economía global, evitar millones de muertes y reducir de forma drástica la pobreza. Esa es una de las conclusiones centrales del informe “Global Environment Outlook, Seventh Edition: A Future We Choose” (GEO-7), publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que además propone un giro clave en la forma en que los países miden su desarrollo: dejar de centrarse exclusivamente en el Producto Interno Bruto (PIB) e incorporar indicadores que reflejen el capital humano y natural.

El estudio, presentado esta semana en Nairobi durante la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, es la evaluación más completa realizada hasta ahora sobre el estado del medio ambiente global. En su elaboración participaron 287 científicos de 82 países, quienes advierten que el actual modelo de desarrollo está generando costos económicos, sociales y ambientales que ya ascienden a billones de dólares anuales.

El costo de sostener el modelo actual

El informe describe un escenario crítico: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los suelos, la desertificación y la contaminación están afectando de manera directa a las economías y a la salud de las poblaciones. Solo la contaminación provoca nueve millones de muertes prematuras cada año, mientras que los daños económicos por la contaminación del aire alcanzaron los US$ 8,1 billones en 2019, equivalentes al 6,1 % del PIB mundial.

Las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en aumento, con un crecimiento promedio del 1,5 % anual desde 1990 y un nuevo récord en 2024. De persistir esta tendencia, la temperatura global superará 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales a comienzos de la próxima década, con impactos directos sobre la producción, la seguridad alimentaria y la estabilidad económica. En ese escenario, el cambio climático podría reducir el PIB mundial en un 4 % para 2050 y hasta un 20 % hacia fines de siglo.

La oportunidad económica de transformar los sistemas

Frente a este diagnóstico, el GEO-7 plantea una alternativa económica de gran escala. Transformar cinco sistemas clave —economía y finanzas, energía, materiales y desechos, sistemas alimentarios y medio ambiente— podría generar beneficios macroeconómicos globales de al menos US$ 20 billones anuales hacia 2070, con un potencial de crecimiento aún mayor en las décadas siguientes.

Además, la ONU estima que nueve millones de muertes prematuras podrían evitarse para 2050 y que casi 200 millones de personas saldrían de la desnutrición, mientras que más de 100 millones podrían superar la pobreza extrema.

El costo de esta transformación no es menor: alcanzar las emisiones netas cero en 2050 y garantizar la conservación de la biodiversidad requeriría inversiones cercanas a los US$ 8 billones anuales. Sin embargo, el informe subraya que el costo de la inacción sería significativamente superior.

El punto de inflexión: medir el progreso más allá del PIB

Uno de los ejes más relevantes del informe es el llamado a abandonar la visión tradicional del crecimiento económico basada únicamente en el PIB. Según el PNUMA, esta métrica no refleja el desgaste ambiental, el deterioro de los ecosistemas ni el bienestar real de las poblaciones.

El GEO-7 propone avanzar hacia indicadores integrales de riqueza inclusiva, que midan no solo la producción económica, sino también el capital humano y el capital natural. Este cambio permitiría reorientar las políticas públicas y las inversiones hacia la circularidad, la descarbonización del sistema energético, la agricultura sostenible, la restauración de ecosistemas y la reducción de las desigualdades sociales.

Dos caminos de transformación

El informe plantea dos grandes vías de transición. Una se basa en cambios profundos en los patrones de consumo y comportamiento, reduciendo el énfasis en el uso intensivo de materiales. La otra prioriza la innovación tecnológica y las mejoras de eficiencia. Ambas rutas convergen en un mismo objetivo: garantizar un desarrollo económico compatible con los límites del planeta.

También se identifican transformaciones estructurales en cinco áreas clave, que incluyen desde la eliminación de subsidios perjudiciales para la naturaleza hasta la descarbonización del sistema energético, la adopción de dietas sostenibles, el impulso de la economía circular y la restauración masiva de ecosistemas.

Un llamado político y económico global

El informe plantea una elección simple para la humanidad: continuar por el camino de un futuro devastado o cambiar de rumbo para asegurar un planeta saludable, personas saludables y economías saludables”, afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, al presentar el documento.

En ese sentido, el GEO-7 convoca a gobiernos, sector privado, organismos multilaterales, academia y sociedad civil a coordinar esfuerzos en el diseño e implementación de políticas integradas. También destaca el valor del conocimiento indígena y local como parte esencial de transiciones justas.

Porque para los autores, la crisis ambiental no solo es un desafío ecológico, sino también una oportunidad histórica para redefinir cómo se mide el progreso económico. Dejar atrás el PIB como único indicador y reconocer el valor del capital humano y natural aparece, en el informe de la ONU, como una condición indispensable para asegurar prosperidad, estabilidad y bienestar en las próximas décadas.

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