¿Cómo puede Chile mejorar su sistema regulatorio para enfrentar los desafíos del siglo XXI? ¿Es posible que el país logre un equilibrio entre un marco normativo sólido y una mayor colaboración entre los sectores público, privado y la ciudadanía? Estas son algunas de las preguntas clave que plantea el informe de PROhumana titulado “El Futuro de las Regulaciones en Chile“, tras cinco jornadas de diálogo entre líderes empresariales y representantes de organizaciones clave.

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Diagnóstico: Desconfianza y desconexión
Uno de los principales hallazgos del informe es la percepción de una creciente desconfianza y desconexión entre los distintos sectores de la sociedad. Tanto el Estado como las empresas y la ciudadanía parecen operar desde intereses y visiones fragmentadas, lo que dificulta la construcción de acuerdos. Fernando Poch, gerente general de Bbosch, destacó que “las empresas deben anticiparse a las transformaciones y adaptarse a los cambios”, mientras que Ricardo Mewes, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), señaló la falta de una “real alianza público-privada” como uno de los factores que complica el avance regulatorio.
Este sentimiento de desconfianza no solo afecta a las relaciones entre el sector público y privado, sino también entre los ciudadanos y las instituciones. Ramiro Mendoza, excontralor General de la República, expresó que “no es solo un tema del sistema, sino un cambio cultural” que debe producirse para mejorar las relaciones y generar un cumplimiento más efectivo de las normativas.
La regulación en el centro del debate
El estudio también aborda el desafío de un sistema regulatorio que muchos ven como obsoleto o desarticulado. El ministro de Economía, Nicolás Grau, participó en el lanzamiento del informe, y si bien defendió el rol de las regulaciones para proteger a la sociedad, reconoció que el proceso actual presenta problemas. Propuso un sistema de permisos sectoriales más coherente que permita reducir las inconsistencias y mejorar la eficiencia en la aplicación de normativas a nivel regional.
La visión compartida por los participantes es que las regulaciones deben evolucionar hacia un modelo más claro y predecible, pero para lograrlo, tanto el Estado como las empresas necesitan trabajar de manera conjunta. Esto implica mejorar la comunicación entre ambas partes y generar un ambiente de mayor transparencia y confianza mutua.
Propuestas de solución: hacia un enfoque colaborativo
Las jornadas organizadas por PROhumana no se centraron solo en identificar problemas, sino también en ofrecer soluciones. Una de las recomendaciones clave fue que el sector privado asuma un papel más proactivo en la entrega de información clara y oportuna sobre proyectos y permisos, lo que permitiría a las autoridades tomar decisiones mejor informadas y más alineadas con las necesidades de cada región.
Además, se propuso implementar métricas claras para evaluar el cumplimiento de las metas del Ejecutivo y garantizar que las sanciones se apliquen de manera justa cuando alguna de las partes incumpla lo acordado. Estas medidas, según los participantes, ayudarían a generar un sistema más transparente y equitativo, reduciendo la incertidumbre y promoviendo un ambiente de confianza.
Un futuro basado en el bien común
En última instancia, el informe de PROhumana concluye que el avance hacia un sistema regulatorio más eficiente en Chile dependerá de la capacidad de los distintos actores para anteponer el bien común sobre los intereses individuales. Esto implicaría un cambio en la forma de entender la regulación, no solo como un conjunto de reglas, sino como una herramienta para fomentar la colaboración y el desarrollo sostenible.
Soledad Teixidó, fundadora de PROhumana, subrayó la importancia de “la coherencia y consistencia en demostrar que el actuar es por un bien colectivo”, lo que generaría confianzas y permitiría agilizar las regulaciones o adaptarlas con pertinencia para cada sector. El objetivo final, según el informe, es construir un proyecto país en el que las regulaciones sean parte de un marco de acuerdos claros, donde todas las partes se sientan representadas.
Al centrarse en soluciones colaborativas, el estudio de PROhumana ofrece una hoja de ruta para que Chile avance hacia un sistema regulatorio que sea no solo eficiente, sino también inclusivo y orientado al bien común. Este enfoque podría convertirse en un modelo a seguir para otros países que enfrentan desafíos similares en la gestión de sus normativas.