Decir que un producto es “más sustentable” ya no alcanza. Con esa premisa como punto de partida, Quantis lanzó la nueva edición de su guía “Guidelines for Credible, Science-Driven Environmental Footprint Claims”. El documento ofrece a las empresas un marco práctico para comunicar el impacto ambiental de sus productos y operaciones con rigor científico, transparencia y foco en soluciones, en lugar de mensajes ambiguos que alimentan el greenwashing —o su reverso silencioso, el greenhushing.
La guía parte del siguiente diagnóstico: consumidores más informados, regulaciones más estrictas y mercados más atentos han elevado la vara de la comunicación ambiental. En este contexto, no alcanza con declarar buenas intenciones. Las empresas necesitan demostrar, con datos y metodologías reconocidas, qué impactos generan y cómo están trabajando para reducirlos.
De la confusión a la claridad
Quantis identifica uno de los principales problemas actuales: la proliferación de afirmaciones ambientales poco precisas o difíciles de verificar. Estas prácticas no solo confunden a los consumidores, sino que también erosionan la confianza en la sostenibilidad como herramienta de transformación. Frente a este escenario, la guía propone una solución concreta: un conjunto de principios y recomendaciones para formular afirmaciones que sean específicas, medibles, relevantes, comprensibles y accesibles.
El enfoque se apoya en estándares internacionales de Naciones Unidas e ISO, y refuerza el uso del análisis de ciclo de vida como base técnica para evaluar impactos ambientales a lo largo de toda la cadena de valor. El objetivo es pasar de mensajes genéricos a comunicaciones que expliquen con claridad qué se mide, cómo se mide y qué límites tiene esa medición.
Evitar el greenwashing sin caer en el silencio
Además de las declaraciones engañosas, el documento pone el foco en un riesgo menos visible pero creciente: el greenhushing. Ante el temor a sanciones regulatorias o críticas públicas, algunas organizaciones optan por minimizar o esconder sus avances ambientales. Quantis plantea que esta estrategia, aunque comprensible, termina siendo contraproducente: frena la transparencia, debilita la rendición de cuentas y retrasa el aprendizaje colectivo.
La guía ofrece una alternativa: comunicar con cautela, pero sin silencio. Esto implica reconocer avances y desafíos, explicar los márgenes de mejora y contextualizar los resultados. La solución no es hablar menos, sino hablar mejor.
Anticiparse a las nuevas reglas del juego
El documento también funciona como una herramienta de preparación frente a un entorno regulatorio en rápida evolución. La futura Directiva de Green Claims en la Unión Europea y la revisión de las Green Guides en Estados Unidos marcan una tendencia global hacia mayores exigencias de verificación y respaldo científico de las afirmaciones ambientales.
Sin ser un instrumento legal, la guía ayuda a las empresas a alinear sus comunicaciones con estas expectativas emergentes, reduciendo riesgos reputacionales y legales, y facilitando una transición ordenada hacia estándares más exigentes.
La confianza como resultado
El aporte central del paper no es solo señalar los problemas de la comunicación ambiental, sino ofrecer un camino viable para superarlos. La guía muestra que una comunicación basada en ciencia puede transformarse en una ventaja competitiva: fortalece la confianza, mejora la relación con consumidores e inversores y contribuye a crear valor de largo plazo.
En ese sentido, Quantis propone una respuesta pragmática: menos promesas grandilocuentes y más evidencia, menos miedo a comunicar y más responsabilidad al hacerlo. Un enfoque que busca convertir la transparencia en una palanca real para acelerar la transición hacia modelos de negocio más sostenibles.
