En un entorno económico marcado por la incertidumbre, los fondos sostenibles han logrado superar ligeramente a los fondos tradicionales durante el primer semestre de 2024, aunque los flujos de inversión hacia estos instrumentos financieros muestran una clara desaceleración.
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Según el informe “Sustainable Reality. Modest Outperformance, But Flows Only Slightly Positive“, publicado por el Instituto para la Inversión Sostenible de Morgan Stanley, los fondos sostenibles registraron un rendimiento medio del 1,7%, superando el 1,1% de los fondos tradicionales. Sin embargo, este modesto éxito no ha sido suficiente para evitar una caída significativa en las entradas de capital.
Los datos revelan que los fondos sostenibles captaron 20.000 millones de dólares en nuevos flujos de inversión durante la primera mitad del año, lo que eleva sus activos gestionados a un total de 3,5 billones de dólares. No obstante, el ritmo de crecimiento ha sido más lento que en años anteriores. Las salidas netas de 12.000 millones de dólares en mayo, un mes particularmente difícil, pusieron en evidencia que el entusiasmo inversor por estos fondos podría estar enfriándose. Mientras que en 2023 los fondos sostenibles habían superado a los tradicionales en cuanto a nuevos capitales captados, en la primera mitad de 2024 la tendencia se revirtió: los fondos tradicionales atrajeron más inversión que los sostenibles.
Impacto del mercado de acciones
El desempeño positivo de los fondos sostenibles puede atribuirse en gran medida a su exposición a acciones de gran capitalización, que han mostrado una sólida recuperación en este periodo. Aproximadamente el 57% de los activos gestionados por fondos sostenibles se encuentra en acciones, frente al 39% en los fondos tradicionales. Este sesgo hacia los mercados bursátiles favoreció a los fondos sostenibles, que obtuvieron un rendimiento medio del 5,2% en comparación con el 5,1% de sus homólogos tradicionales.
Sin embargo, el panorama es menos favorable para los fondos de renta fija sostenibles. Estos registraron pérdidas medias del -1,7%, un desempeño notablemente inferior al de los fondos tradicionales de renta fija, que cayeron solo un -0,4%. Esta divergencia sugiere que los inversores sostenibles podrían estar asumiendo mayores riesgos en algunos segmentos del mercado, con resultados desiguales.
Un historial de éxito moderado
A pesar de la desaceleración observada en 2024, los fondos sostenibles siguen mostrando una ventaja competitiva a largo plazo. Según el informe, en ocho de los últimos diez semestres los fondos sostenibles han superado a los tradicionales. Un análisis de largo plazo sugiere que una inversión inicial de 100 dólares en diciembre de 2018 habría crecido hasta los 135 dólares en junio de 2024 si se hubiera invertido en fondos sostenibles, un rendimiento que supera en 4,7 puntos porcentuales el obtenido por los fondos tradicionales en ese mismo periodo.
Desde una perspectiva de riesgo, los fondos sostenibles también ofrecen un perfil de volatilidad ligeramente más favorable. Durante los primeros seis meses de 2024, los fondos sostenibles de renta variable mostraron una desviación negativa del -9,9%, mientras que los fondos tradicionales tuvieron una desviación del -10,6%, lo que implica una menor probabilidad de registrar pérdidas severas en los fondos sostenibles.
Perspectivas inciertas
A pesar de estos resultados, la desaceleración en los flujos de entrada genera preguntas sobre el futuro del sector. ¿Están los inversores reconsiderando su compromiso con los principios de inversión sostenible, o se trata de una pausa temporal en un contexto de mayor volatilidad económica? Los expertos señalan que, aunque los fondos sostenibles han demostrado resistencia, la tendencia a la baja en los flujos de inversión sugiere que los inversores podrían estar volviendo a enfoques más tradicionales, especialmente en tiempos de incertidumbre.
Lo que queda claro es que el rendimiento superior de los fondos sostenibles durante la primera mitad de 2024 no garantiza un crecimiento constante a largo plazo. Las próximas decisiones de los inversores, influidas tanto por factores económicos como por consideraciones sociales y ambientales, serán clave para determinar si los fondos sostenibles seguirán atrayendo capital o si el mercado optará por estrategias de inversión más convencionales.