Los directores con experiencias en desastres naturales impulsan políticas climáticas más ambiciosas

Un nuevo estudio académico revela que los directores que han vivido desastres naturales tienden a impulsar políticas climáticas más ambiciosas en las empresas que integran. Los hallazgos aportan pistas sobre cómo fortalecer la gobernanza ambiental desde lo humano.

Foto: Pok Rie / Pexels.

El estudio, titulado “Climate Boards: Do Natural Disaster Experiences Make Directors More Prosocial?”, fue elaborado por Sehoon Kim (University of Florida), Bernadette A. Minton (Ohio State University) y Rohan Williamson (Georgetown University). Su principal hallazgo: los directores que han vivido desastres naturales de gran magnitud tienden a impulsar con mayor decisión políticas climáticas dentro de las firmas que integran.

La experiencia personal como motor de la agenda ESG

El análisis parte de la premisa de que los eventos traumáticos, como huracanes, incendios o inundaciones extremas, dejan huellas profundas y pueden reconfigurar las prioridades personales de quienes los atraviesan. En el plano corporativo, estas experiencias se traducen en una mayor disposición a promover prácticas más responsables y sostenibles desde los órganos de gobierno.

Utilizando datos del banco SHELDUS (Spatial Hazard Events and Loss Database for the United States), los autores cruzaron información sobre los lugares de empleo previos de miles de directores con registros de desastres climáticos que superaron los mil millones de dólares en pérdidas. A estas vivencias las denominaron Abnormally Devastating Disasters (DADEs).

Los resultados muestran una correlación: las compañías con mayor presencia de directores con DADEs en sus trayectorias presentan menores niveles de emisiones de gases de efecto invernadero (alcances 1 y 2) y mayor probabilidad de implementar políticas climáticas explícitas, como objetivos de reducción de emisiones, supervisión ambiental desde el board y métricas ESG en los incentivos ejecutivos.

Un dato relevante para líderes empresariales: por cada incremento de un director con DADE por cada diez integrantes del consejo, la intensidad de emisiones se reduce, en promedio, un 3%.

¿Convicción ética o percepción de riesgo?

El estudio plantea dos hipótesis para explicar este fenómeno. La primera —que termina recibiendo mayor respaldo— es la de las preferencias prosociales: los directores actúan movidos por una motivación ética genuina de contribuir al bien común. La segunda, más centrada en lo financiero, sugiere que los desastres sensibilizan a los ejecutivos sobre el riesgo climático material para el negocio.

La evidencia apunta a la primera. Los directores con DADEs tienen una mayor presencia en organizaciones sin fines de lucro, y su influencia es más notoria cuando forman parte de comités de gobernanza, auditoría o sostenibilidad —aquellos con mayor orientación hacia los stakeholders—, y no tanto en comités centrados en riesgos financieros o compensaciones.

Además, el impacto no se concentra en eventos recientes, sino en una acumulación de experiencias a lo largo de la carrera. Esto sugiere un cambio estructural en la visión de estos líderes, más que una reacción coyuntural.

Sostenibilidad sin sacrificar retornos

Desde la perspectiva del accionista, una de las preocupaciones clave es si este enfoque más orientado al impacto ambiental compromete la rentabilidad. Según los autores, la respuesta es no. Las compañías con más directores DADE no presentan ni mejores ni peores desempeños financieros. Es decir, las decisiones orientadas a reducir emisiones y fortalecer la gobernanza climática no van en detrimento del valor económico.

Este hallazgo resulta particularmente relevante para los comités de nominaciones y gobiernos corporativos que, ante la creciente presión regulatoria y de los inversionistas institucionales, buscan integrar perfiles con sensibilidad ESG sin poner en riesgo los retornos.

¿Una nueva dimensión para la selección de directores?

En definitiva, el estudio ofrece una contribución original al debate sobre el rol de los directorios en la transformación sostenible de las empresas. Más allá de la experiencia técnica o sectorial, la trayectoria vital de los candidatos empieza a cobrar peso como una variable relevante para evaluar su impacto potencial en el boardroom.

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