Los inversores institucionales no están retrocediendo en sus compromisos ESG. Por el contrario, los están afinando. Así lo demuestra la edición 2025 del ESG Survey de BNP Paribas, que revela que el 87% de los actores institucionales mantiene sus objetivos de sostenibilidad sin cambios, y un 84% anticipa una aceleración del progreso ESG hacia 2030. Se observa también un giro marcado hacia enfoques más temáticos, medibles y orientados al impacto.
Este estudio, elaborado junto a CoreData Research, encuestó a 420 representantes de fondos institucionales, gestores de activos y firmas de capital privado con un volumen conjunto de 33,8 billones de dólares en activos bajo gestión, cubriendo 29 mercados globales. El informe destaca una transformación estratégica en el enfoque ESG: de lo generalista a lo temático, de la narrativa a la implementación.
De la retórica al retorno: un giro hacia lo temático
Uno de los principales hallazgos del informe es el desplazamiento desde estrategias ESG amplias hacia inversiones temáticas de alto impacto, alineadas tanto con retornos financieros como con objetivos sostenibles. En concreto, el 59% de los encuestados ha adoptado enfoques temáticos, enfocándose en áreas clave como la transición energética, la propiedad activa y los activos bajos en carbono.
Entre las prioridades estratégicas para los próximos dos años destacan:
- 49% planea aumentar su exposición a activos vinculados con la transición energética.
- 47% utilizará la propiedad activa para impulsar objetivos internos de sostenibilidad.
- 46% priorizará inversiones en activos con bajas emisiones y desinversión en sectores intensivos en carbono.
Este cambio responde a una visión más integrada de la sostenibilidad, donde el cambio climático, la biodiversidad y la dimensión social dejan de analizarse en compartimentos estancos y comienzan a formar parte de una estrategia de inversión interconectada, enfocada tanto en impacto como en rendimiento.
Capital privado: el nuevo protagonista de la inversión sostenible
El estudio también identifica al capital privado como un actor cada vez más relevante en el ecosistema ESG. Las firmas de private equity están incorporando criterios de sostenibilidad en sus estructuras operativas y en su cultura interna, con una visión de largo plazo.
- 76% de estas firmas están priorizando los temas sociales.
- 63% apoyan inversiones en “just transition”, es decir, una transición energética que también contemple el impacto humano y laboral.
- 51% planea utilizar la propiedad activa como mecanismo de alineación ESG.
Este protagonismo responde a una lógica en la cual los gestores de capital privado perciben la inversión sostenible no solo como una respuesta reputacional, sino como un motor de creación de valor, diferenciación competitiva y alineación con las expectativas de los stakeholders.
ESG como activo estratégico
El informe también identifica un grupo de avanzada, los llamados “pacesetters”, que representa un 19% del universo encuestado. Estos inversores priorizan de forma sistemática la descarbonización de cartera (95%), el impacto social (94%) y la preservación de la biodiversidad (86%), apuntando a una estrategia ESG integral y altamente sofisticada.
Lejos de percibir la sostenibilidad como una restricción, este segmento la interpreta como una fuente de innovación, y resiliencia operativa, posicionando al ESG como un activo estratégico dentro del proceso de asignación de capital.
Datos, banca y alianzas: los habilitadores de la nueva era ESG
Otro elemento clave del informe es el reconocimiento creciente del valor de los datos ESG de calidad. El 48% de los inversores planea incrementar su presupuesto en esta área, enfocándose en la adquisición y análisis de datos que permitan tomar decisiones más informadas y medibles.
En la selección de socios financieros, los inversores priorizan atributos alineados con sus valores ESG:
- 51% valora la reputación ESG del banco.
- 40% prioriza la experiencia en productos sostenibles.
- 33% busca compromiso a largo plazo y alineación de valores.
Además, se refuerza la idea de que el trabajo colaborativo, tanto con empresas participadas como con aliados externos, será un diferencial clave en la construcción de carteras sostenibles con impacto real.
