El Chief Sustainability Officer se consolida como una figura central en las grandes corporaciones

El dato surge del estudio “Forbes Research 2025 State of Sustainability Survey”, según el cual el 79% de las empresas ya cuenta con un responsable de sostenibilidad en su cúpula ejecutiva, un salto significativo respecto del año anterior. Su influencia crece junto con la inversión: el 93% de los Chief Sustainability Officer (CSO) anticipa aumentos presupuestarios en los próximos 12 meses, en un contexto donde la sostenibilidad dejó de ser un tema reputacional para ocupar un lugar estratégico en la toma de decisiones.

Un rol que gana visibilidad y poder

El estudio —realizado entre enero y marzo de 2025 a más de 1.100 ejecutivos de compañías con ingresos superiores a los 500 millones de dólares— muestra que la sostenibilidad ya forma parte del núcleo de la estrategia corporativa. El 76% de los CSO afirma que la gobernanza de la sostenibilidad es un pilar de largo plazo en su organización, y casi todos (96%) reportan directamente al CEO o al directorio.

La visibilidad del puesto también se traduce en liderazgo: el porcentaje de empresas que otorgan al CSO un rol protagónico en la estrategia de sostenibilidad se duplicó en un año, pasando del 15% al 31%. Solo el CEO y el board mantienen mayor influencia en este terreno.

La sostenibilidad escala posiciones en la agenda ejecutiva

Los datos de Forbes Research revelan que la sostenibilidad escaló al corazón de la agenda empresarial. El 67% de los líderes C-suite la considera hoy una de las tres principales prioridades, frente al 22% que lo hacía hace tres años. Incluso, un 28% la coloca como la prioridad número uno. La convicción de que “la sostenibilidad genera ingresos” impulsa esta tendencia: el 70% de los ejecutivos señala las expectativas de los inversores como el principal motor, seguido por los resultados de negocio (66%).

La asignación de recursos acompaña ese cambio: el 89% de los ejecutivos planea aumentar sus presupuestos de sostenibilidad este año, mientras que ninguno prevé reducirlos. También crece el involucramiento de los máximos líderes: el 68% de los CxOs identifica al CEO como el principal responsable de la estrategia ambiental, frente al 43% registrado el año anterior.

Colaboración transversal y nuevos desafíos

A medida que la sostenibilidad se integra en la estructura del negocio, los CSO deben coordinarse con más áreas. El 68% considera esencial trabajar de forma fluida con los departamentos legal, financiero y de operaciones para equilibrar las exigencias regulatorias con metas más amplias de impacto positivo. Esta expansión del trabajo interdepartamental consolida la sostenibilidad como un esfuerzo transversal y estratégico, más allá de los equipos especializados.

Sin embargo, el optimismo no disipa las dificultades. Los líderes empresariales enfrentan barreras vinculadas a la incertidumbre geopolítica, la inestabilidad económica y la dificultad de demostrar el retorno de la inversión (ROI) de sus programas ambientales. Aunque casi la mitad de los ejecutivos reconoce que su éxito depende de poder medir el ROI, apenas un 12% afirma hacerlo de forma sistemática.

Tecnología y confianza en el futuro

El impulso tecnológico también redefine el rol del CSO. El uso de inteligencia artificial para proyectos de sostenibilidad se disparó: pasó del 19% en 2024 al 58% en 2025, y un 62% planea incorporarla durante el próximo año. Los líderes esperan que la IA y el análisis de datos se conviertan en la principal herramienta para gestionar objetivos ambientales, desplazando prioridades tradicionales como la gestión del agua o la reducción de residuos plásticos.

Pese a los desafíos globales, el tono general del informe es de confianza. El 80% de los ejecutivos cree que sus organizaciones están en camino de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, y el 72% proyecta reducir a la mitad sus emisiones antes de 2030.

Un liderazgo bajo escrutinio

Para los autores, el auge del Chief Sustainability Officer refleja una transformación estructural: la sostenibilidad ya no es un área de cumplimiento, sino de estrategia y rentabilidad. Pero el desafío de los próximos años será convertir ese liderazgo —cada vez más visible y con mayores recursos— en resultados medibles.

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