Al enfrentar normativas más estrictas sobre emisiones de dióxido de carbono que entrarán en vigor en 2025, las principales automotrices de Europa están recurriendo a estrategias innovadoras para evitar multas millonarias. Entre estas se destaca el uso del “pooling”, una práctica que les permite asociarse con fabricantes de vehículos eléctricos como Tesla y Polestar para reducir sus promedios de emisiones. Así lo reveló Reuters en base a un reciente documento presentado ante la Unión Europea.
Una solución basada en colaboración
El “pooling” implica que los fabricantes con menores ventas de vehículos eléctricos puedan “agrupar” sus emisiones con líderes del segmento eléctrico, comprando créditos de emisiones de carbono para disminuir sus promedios generales. Esta estrategia podría ahorrarles cientos de millones de euros en multas, que según estimaciones de la industria podrían alcanzar hasta 15.600 millones de euros para el sector.
Tesla, cuyos ingresos por venta de créditos de carbono representaron el 3% de su facturación total de 72.000 millones de dólares en los primeros nueve meses del año pasado, lidera una de estas iniciativas. Fabricantes como Stellantis, Toyota, Ford, Mazda y Subaru han optado por formar parte de este “pool” liderado por el gigante estadounidense. Por otro lado, Mercedes ha establecido un grupo propio con Polestar, Volvo Cars y Smart, empresas que también venden sus créditos excedentes.
Un portavoz de Polestar confirmó que la empresa, junto con Volvo Cars y Smart, venderá créditos a Mercedes, mientras que Volvo, cuyo accionista mayoritario es el consorcio chino Geely, declaró que espera un “significativo” superávit de créditos este año. En un comunicado, la firma sueca destacó que ha reducido en más del 40% las emisiones de escape de sus vehículos desde 2018.
Multas y desafíos para 2025
Las reglas de la UE para 2025 imponen objetivos de emisiones promedio por flota mucho más estrictos, lo que obliga a los fabricantes a acelerar su transición hacia vehículos eléctricos. Jean-Philippe Imparato, jefe de operaciones europeas de Stellantis, explicó que el grupo deberá aumentar sus ventas de vehículos eléctricos en Europa del 12% al 21% para evitar multas de hasta 300 millones de euros por cada punto porcentual que no cumplan.
Mientras tanto, Mercedes declaró que su participación en un “pool” le permitirá “cerrar la brecha restante” y cumplir con los objetivos de emisiones. Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles de Europa, calificó las metas de 2025 como “particularmente desafiantes” y no descartó unirse a un grupo más adelante.
Debate en torno a las regulaciones
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA, por sus siglas en inglés), que representa a la industria, ha solicitado a Bruselas flexibilizar las reglas de 2025, una postura respaldada por algunos gobiernos europeos, incluido Italia, que abogan por suspender las multas previstas.
A pesar de estos pedidos, los fabricantes tienen hasta el 31 de diciembre de cada año para notificar los acuerdos de “pooling” a la Comisión Europea. Las reglas establecen que los participantes no pueden compartir información comercial más allá de los datos necesarios sobre emisiones promedio y objetivos específicos.
El futuro de la industria
El “pooling” ofrece una solución temporal para cumplir con las exigencias de la UE, pero también subraya la necesidad de una transformación estructural en la industria automotriz. Aunque permite a los fabricantes evitar multas, también evidencia los retos de adaptar sus operaciones a una economía más sostenible y electrificada. La velocidad con la que los consumidores adopten vehículos eléctricos determinará, en gran medida, el éxito de esta transición.
(Noticia elaborada en base a información publicada por Reuters)