El 63% de las empresas del IBEX 35 ya integran la información ESG en su informe anual y avanza la adopción del enfoque de doble materialidad.

Las grandes empresas cotizadas en España están dando sus primeros pasos formales en la implementación de la nueva Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD). Así lo muestra el reciente análisis de Forética, que evaluó los informes publicados en 2024 por 32 compañías del IBEX 35 bajo los nuevos Estándares Europeos de Reporte de Sostenibilidad (ESRS).
El estudio se propuso entender cómo están abordando las empresas la transición regulatoria, tanto desde una perspectiva estructural como de contenido. En cuanto a la forma, el 63% de las compañías analizadas ya integran la información ESG en su informe anual, mientras que el 37% continúa utilizando documentos separados. Esta evolución viene acompañada de un notable incremento en la extensión de los reportes: en promedio, +90 páginas en los informes integrados y +66 en los específicos de sostenibilidad. El dato refleja una transformación en la narrativa corporativa y una mayor prioridad estratégica del reporte no financiero.
Uno de los avances más relevantes es la incorporación del enfoque de doble materialidad. El 100% de las empresas considera materiales temas como cambio climático, gestión del personal propio y conducta empresarial, en línea con los pilares centrales de los ESRS. Además, el 82% utiliza tablas para presentar estos asuntos, lo que apunta a una mayor estructuración y claridad en la divulgación.
Sin embargo, la aplicación aún no es completa. Un 25% de las compañías informó haberse acogido a las disposiciones transitorias previstas por la normativa, que permiten omitir ciertos datos durante los primeros años. En particular, un 67% evitó reportar información sobre trabajadores no asalariados, lo que marca una brecha entre el cumplimiento normativo y las expectativas regulatorias a largo plazo.
En términos de contenido, los temas sociales ganan peso en la estrategia de sostenibilidad: representan, en promedio, el 40% de la evaluación de doble materialidad, con un foco destacado en el estándar S1, relativo al personal propio. No obstante, persisten desafíos en debida diligencia. El análisis revela un bajo nivel de madurez en el mapeo de la cadena de valor: solo una minoría de empresas evalúa a sus proveedores más allá del primer eslabón.
El informe también incorpora una mirada sectorial que permite identificar diferencias según la actividad económica. En los sectores más representados del índice bursátil —banca (6 empresas), energía (7) e infraestructuras (5)— se observan matices en el grado de alineación y profundidad de los informes, lo que anticipa una futura convergencia metodológica impulsada por la regulación.