En una decisión que ha generado sorpresa y cuestionamientos, Goldman Sachs, uno de los bancos de inversión más poderosos del mundo, confirmó su salida de la Net Zero Banking Alliance (NZBA), una coalición que reúne a entidades financieras comprometidas con alinear sus prácticas con los objetivos globales para alcanzar emisiones netas cero para 2050.
Foto: David Solomon, CEO de Goldman Sachs.
Aunque el gigante financiero no ofreció una explicación directa, su retiro ocurre en un clima de presiones políticas por parte de sectores republicanos en Estados Unidos, que han insinuado que la pertenencia a la NZBA podría violar leyes antimonopolio. Este argumento ha sido utilizado como arma política para desacreditar iniciativas climáticas en el sector privado, acusándolas de restringir la competencia o imponer lineamientos “ideológicos”.
En un comunicado, Goldman Sachs evitó confrontaciones y optó por destacar su enfoque en las metas internas de sostenibilidad y el cumplimiento de estándares regulatorios globales. “Contamos con las capacidades necesarias para alcanzar nuestros objetivos y apoyar a nuestros clientes en sus iniciativas de sostenibilidad. Además, nos enfocamos en cumplir con las exigencias regulatorias cada vez más estrictas a nivel mundial“, afirmó el banco.
La NZBA, promovida por Naciones Unidas, requiere que sus miembros establezcan objetivos específicos para reducir emisiones y publiquen reportes anuales sobre su progreso. Sin embargo, Goldman Sachs aseguró que continuará informando sobre sus avances y ampliando su trabajo hacia más sectores. Según su último informe, el banco ya ha alcanzado el 75% de su meta de movilizar 750.000 millones de dólares en financiamiento sostenible para 2030, una cifra que busca proyectar su compromiso pese al abandono de la coalición.
El trasfondo político y regulatorio
El trasfondo de esta decisión no puede desvincularse del contexto político en Estados Unidos. Durante los últimos años, varias instituciones financieras han enfrentado críticas de legisladores conservadores que consideran las alianzas climáticas como una amenaza a la libertad de mercado. Este discurso, sumado a la incertidumbre sobre futuras políticas regulatorias climáticas en el país, parece haber llevado a Goldman Sachs a priorizar un enfoque menos dependiente de acuerdos sectoriales.
No obstante, el banco también enfrenta presiones desde el ámbito internacional, particularmente en Europa, donde las reglas de divulgación climática son cada vez más estrictas. Empresas estadounidenses con operaciones globales, como Goldman Sachs, están obligadas a cumplir con estas normativas si quieren mantener su competitividad en mercados clave.
Silencio en la NZBA
Hasta el momento, desde de la NZBA declinaron hacer comentarios sobre la salida del banco, pero la decisión de Goldman Sachs podría tener implicaciones para la coalición, que hasta ahora ha reunido a más de 100 bancos a nivel mundial. La partida de un actor tan influyente deja interrogantes sobre la capacidad de la NZBA para mantener el compromiso de sus miembros frente a un entorno político y económico cambiante.