La brecha mundial de género se ha cerrado en un 68,8%, lo que supone su mayor avance anual desde la pandemia de COVID-19. Sin embargo, al ritmo actual, todavía se necesitarían 123 años para alcanzar la plena paridad, según el nuevo Global Gender Gap Report 2025 del Foro Económico Mundial.

Foto: Yan Krukau / Pexels.
La 19ª edición del informe, que abarca 148 economías, muestra una dinámica positiva, pero también las barreras estructurales a las que siguen enfrentándose las mujeres de todo el mundo. Los progresos constatados en esta edición se deben principalmente a los avances sustanciales registrados en empoderamiento político y participación económica, mientras que las áreas de logros educativos y salud y supervivencia se mantienen en niveles próximos a la paridad por encima del 95 %. Sin embargo, a pesar de que las mujeres representan el 41,2 % de la fuerza laboral mundial, sigue habiendo una fuerte brecha en materia de liderazgo, ya que estas solo ocupan el 28,8 % de los altos cargos.
Tal y como señala Saadia Zahidi, Directora General del Foro Económico Mundial: “En un momento de mayor incertidumbre económica y perspectivas de bajo crecimiento, a lo que se suman los cambios tecnológicos y demográficos, avanzar en paridad de género representa un motor esencial para la renovación económica“. Y añade: “Se ha demostrado claramente que las economías que han realizado avances decisivos hacia la paridad se están posicionando para lograr un progreso económico más innovador y resiliente“.
Las 10 primeras economías de la clasificación
Por dieciseisavo año consecutivo, Islandia sigue siendo la economía con mayor igualdad de género del mundo. Con una reducción de la brecha de género del 92,6 %, es la única economía que supera la paridad del 90 %. Finlandia (87,9 %), Noruega (86,3 %), Reino Unido (83,8 %) y Nueva Zelanda (82,7 %) completan el grupo de países que ocupan las cinco primeras posiciones. Las 10 economías que van en cabeza han cerrado sus brechas de género al menos en un 80 % y son las únicas que han alcanzado este hito. Los países europeos siguen ocupando los 10 primeros puestos de la clasificación, y ocho de ellos, entre los que se encuentran Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia, se mantienen en ese grupo desde 2006.
Paridad de género y progreso económico
El índice solo analiza las brechas de género en términos de resultados, y no en lo que respecta a los niveles globales de recursos y oportunidades de un país. Se observa una pequeña correlación entre el nivel de renta actual de los países estudiados y sus brechas de género, de forma que la igualdad de género es ligeramente mayor en las economías más ricas. A nivel global, las economías de renta alta han cerrado su brecha de género en un 74,3 %, ligeramente por encima de las medias observadas en los grupos de renta baja: 69,6 % en las economías de renta media-alta, 66 % en las economías de renta media-baja, y 66,4 % en las economías de renta baja.
No obstante, esa correlación es reducida y no indica una relación causal. En los tres grupos de renta baja, las economías con mejores resultados han logrado una mayor reducción de sus brechas de género que más de la mitad de las economías del grupo de renta alta. Aunque los recursos son un aspecto importante, los países más ricos no son los únicos que pueden invertir en paridad de género, de manera que las economías pueden integrar la paridad en sus estrategias de crecimiento en todos los niveles de desarrollo. Tradicionalmente, aquellos países que han hecho un buen trabajo en cuanto al desarrollo y la integración de todo su capital humano suelen tener economías más sostenibles y prósperas. Aprovechar toda la base de talento y la diversidad de ideas en una economía puede liberar la creatividad e impulsar la innovación, el crecimiento y la productividad.
Líderes regionales
América del Norte se sitúa a la cabeza con una puntuación en paridad de género del 75,8 %. La región muestra unos resultados especialmente sólidos en participación y oportunidades económicas (76,1 %), área en la que se sitúa en cabeza. La región ha avanzado considerablemente en empoderamiento político desde 2006, logrando reducir 19,3 puntos porcentuales su brecha de paridad en el ámbito de la política.
Europa ocupa el segundo puesto con una puntuación en paridad de género del 75,1 % y ha reducido 6,3 puntos porcentuales su brecha global desde 2006. La región ha logrado un avance especialmente sólido en empoderamiento político (35,4 %), área en el que ocupa el primer puesto a escala mundial. Las economías europeas siguen situándose a la cabeza de la clasificación global y ocupan ocho de los diez primeros puestos.
América Latina y el Caribe destaca como la región que avanza a mayor ritmo y se sitúa en el tercer puesto con una puntuación del 74,5 %. Ha mejorado 8,6 puntos porcentuales desde 2006, lo que la convierte en la región que más ha avanzado en términos globales. Este éxito regional demuestra que es posible lograr avances rápidos con políticas específicas, lo que ofrece un modelo para acelerar la economía mediante la paridad de género.
Imperativos económicos para avanzar más rápido ante nuevos riesgos
Sobre la base del ritmo de avance de 100 economías estudiadas ininterrumpidamente desde 2006, se tardarán 123 años en alcanzar la plena paridad a escala mundial. Son 11 años menos de lo que se estimaba en la edición anterior, pero la diferencia con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible sigue siendo de más de un siglo.
No obstante, las economías que evolucionan con mayor rapidez demuestran que es posible avanzar a mayor ritmo cuando la paridad de género pasa a ser una prioridad nacional.
El empoderamiento político es el área que más ha mejorado en términos globales: su brecha se ha reducido 9 puntos porcentuales desde 2006, aunque al ritmo actual se tardarán 162 años en cerrarla completamente. El área de participación y oportunidades económicas ha mejorado 5,6 puntos porcentuales a lo largo del tiempo y se prevé que, al ritmo actual, la paridad económica se alcance dentro de 135 años.
Tanto la transformación tecnológica como la fragmentación geoeconómica plantean nuevos riesgos que podrían revertir los beneficios económicos que han logrado las mujeres en décadas recientes.
En los últimos años, sobre todo en los países de renta baja y media, las mujeres han accedido a empleos del sector formal y mejor remunerados relacionados con la exportación. Una posible contracción del comercio podría poner en peligro dichos empleos. Como se demostró en la emergencia por la COVID-19, las crisis del comercio perjudican tanto a los hombres como a las mujeres, pero los efectos sobre estas últimas suelen durar más tiempo y son más difíciles de revertir, lo que agranda las disparidades preexistes en cuanto a ingresos, activos y riqueza. A medida que evolucionen las políticas comerciales en 2025 será, por tanto, primordial tener en cuenta los efectos de la fragmentación del comercio en el empleo y los salarios para cada género y sus consecuencias para el crecimiento y la prosperidad.
La transformación de la fuerza laboral revela un enorme potencial desaprovechado
Los logros educativos son cada vez mayores, pero el beneficio económico derivado sigue siendo desigual. Las mujeres superan a los hombres en estudios superiores, pero su presencia en los puestos de alta dirección se estanca conforme aumenta el nivel educativo. Incluso las mujeres con más estudios ocupan menos de un tercio de los puestos de alta dirección. Esta infrautilización del capital humano supone tanto una ineficiencia sistémica como una oportunidad económica perdida.
“El avance de las mujeres en los puestos de liderazgo sigue frenándose. Esta brecha debería hacer sonar las alarmas en un contexto de transformación de la economía mundial, aceleración de la IA y esfuerzos de los países por combatir la falta de crecimiento“, afirma Sue Duke, Directora Global de Políticas Públicas, LinkedIn. Y añade: “La experiencia diversa y las capacidades genuinamente humanas que aportan las mujeres a los puestos de liderazgo son fundamentales para realizar plenamente el potencial de una economía potenciada por la IA, y estos atributos se están pasando por alto justo en el momento en que son más necesarios“.
El camino para ocupar puestos directivos es cada vez menos lineal para el conjunto de trabajadores, pero sobre todo para las mujeres. Los datos de LinkedIn revelan que ahora hay más del doble de directivos y directivas que han trabajado en al menos dos sectores, funciones o empresas diferentes, lo que apunta a una mayor adaptabilidad, pero también a posibles barreras para avanzar de forma lineal dentro de cada sector.
Las pausas en las carreras profesionales están en el centro de esta dinámica, ya que las mujeres tienen un 55,2 % más de probabilidades de hacerlas que los hombres. Además, por término medio, las mujeres se ausentan del trabajo seis meses más que los hombres, interrupciones que se deben principalmente a las responsabilidades relacionadas con los cuidados. Este alejamiento de los modelos de carreras profesionales poco flexibles refleja la realidad de los patrones de empleo actuales, en los que, más que la excepción, los movimientos laterales, los cambios de sector y la reincorporación tras períodos de pausa en el empleo se han convertido en la norma.