La influencia de la religión y el populismo en los ODS: Un análisis crítico

En un contexto global donde el populismo y el nacionalismo están en ascenso, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas enfrentan desafíos significativos en su implementación. Un artículo publicado por Cambridge University Press analiza cómo estos objetivos, diseñados para promover el desarrollo sostenible a nivel mundial, están siendo influenciados por actores religiosos y políticos populistas, lo que plantea preguntas sobre su eficacia y capacidad para generar cambios significativos.

Foto: Emma Tomalin y Jörg Haustein, autores del análisis.

Un marco universal y sus desafíos

Adoptados en 2015, los ODS buscan proporcionar un marco universal para el desarrollo sostenible, abordando problemas tan diversos como la pobreza, la igualdad de género, el acceso a la educación y la acción climática. Con 17 objetivos y 169 metas, estos se concibieron como una extensión de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero con un enfoque más inclusivo y participativo, involucrando a gobiernos, sector privado y sociedad civil en su formulación.

Sin embargo, según el artículo escrito por Jörg Haustein y Emma Tomalin la implementación de los ODS ha demostrado ser más compleja de lo anticipado. Ellos afirman que uno de los principales problemas radica en la competencia por la hegemonía del desarrollo entre los ODS y las visiones populistas de desarrollo. Utilizando la teoría del populismo de Laclau y Mouffe, los autores argumentan que los ODS compiten con las narrativas populistas que promueven una visión simplificada y a menudo nacionalista del desarrollo.

El populismo y su impacto en los ODS

Para los autores el populismo, caracterizado por su retórica anti-elitista y su apelación directa al “pueblo”, ha ganado terreno en varios países, subvirtiendo las agendas internacionales de desarrollo para alinearlas con intereses nacionales específicos. En India y Etiopía, dos de los casos estudiados, explican que los gobiernos han manipulado la agenda de los ODS para servir a sus propios propósitos políticos.

En India, el gobierno ha utilizado los ODS para justificar políticas que, aunque en línea con algunos de los objetivos de desarrollo, también refuerzan una agenda nacionalista hindú. De manera similar, en Etiopía, el gobierno ha adoptado selectivamente los ODS para apoyar su propio plan de desarrollo, desviándose de la intención original de los objetivos de ser una plataforma internacionalista y cooperativa”, afirman.

El rol crucial de los actores religiosos

Otro aspecto que destacan Haustein y Tomalin es que los actores religiosos, históricamente influyentes en la organización comunitaria y la articulación de valores, juegan un papel esencial en la implementación de los ODS. Sin embargo, el estudio revela que su participación en el proceso de formulación e implementación de los ODS ha sido limitada. En muchos casos, las organizaciones basadas en la fe (OBF) han sido incluidas más como una formalidad que como socios activos y consultados.

En India, por ejemplo, las OBF participaron en consultas globales más por cumplimiento con estructuras de reporte que por un compromiso real con el marco de los ODS. Esta participación superficial limita la capacidad de los ODS para reflejar y responder a las necesidades y valores locales, reduciendo su efectividad y legitimidad.

Ejemplos de India y Etiopía

El análisis, basado en talleres participativos y entrevistas en India, Etiopía y el Reino Unido, muestra cómo los gobiernos de estos países han reinterpretado los ODS para alinearlos con sus agendas populistas. En India, el gobierno ha promovido políticas que, aunque alineadas con los ODS, también refuerzan una narrativa nacionalista y excluyente. En Etiopía, la agenda de desarrollo del gobierno ha capturado los ODS, utilizándolos para legitimar políticas que no necesariamente abordan las necesidades más urgentes de la población.

La Sostenibilidad como concepto versátil y vacío

En el artículo también se explica que a pesar de los numerosos intentos de definirla, la sostenibilidad sigue siendo en la práctica un término “vacío”, sin un contenido preciso. Para los autores, esta falta de precisión sin duda debería suscitar críticas, en particular cuando permite “gestos vacíos” por parte de los políticos y otros tomadores de decisiones clave. La versatilidad que conlleva la falta de un significado fijo de la sostenibilidad sin duda ha permitido a las élites presentarla de maneras que se adaptan a sus propias agendas, como ha sido claramente el caso del enfoque del “desarrollo sostenible”.

Sin embargo, tales críticas no deberían cegarnos ante el potencial de la sostenibilidad para abrir nuevas oportunidades sociales y políticas. La falta de una definición fija puede, paradójicamente, ser una fortaleza, permitiendo la adaptación del concepto a diferentes contextos y necesidades, y facilitando la inclusión de diversas voces y perspectivas en el diálogo sobre el desarrollo”, explican.

Propuestas para una democracia radical del desarrollo

Para superar estos desafíos, Haustein y Tomalin proponen una “democracia radical” del desarrollo sostenible. Esto implica un esfuerzo más intencionado para integrar a los actores religiosos en la implementación de los ODS, moviéndose más allá de un enfoque instrumentalista que selecciona a ciertos actores religiosos por conveniencia. En su lugar, se debe conectar con las diversas formas en que la fe y sus actores pueden apoyar y desafiar los objetivos de los ODS.

Una mayor participación de la sociedad civil local, incluyendo a los actores religiosos, podría contrarrestar la captura estatal de la agenda de desarrollo, fortaleciendo la legitimidad y el impacto de los ODS a nivel global y local. Esto no solo ayudaría a superar las limitaciones actuales, sino también a construir un marco de desarrollo más inclusivo y representativo de las diversas realidades y aspiraciones de las comunidades.

Conclusión

El análisis concluye que la relación entre religión, populismo y los ODS es compleja y está llena de tensiones. No obstante, al entender y navegar estas dinámicas, existe la oportunidad de construir un futuro más inclusivo y sostenible. Para que los ODS logren su potencial, Haustein y Tomalin consideran que es esencial una mayor participación de todos los actores involucrados, especialmente aquellos que históricamente han sido marginados en los procesos de desarrollo global.

Porque en un momento en que el mundo enfrenta desafíos sin precedentes, desde el cambio climático hasta las crecientes desigualdades, los ODS representan una esperanza de un futuro mejor. Sin embargo, su éxito dependerá de nuestra capacidad para enfrentar y superar las barreras impuestas por el populismo y para integrar de manera significativa a todos los actores, incluyendo a los religiosos, en la búsqueda de un desarrollo verdaderamente sostenible.

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