Reducir emisiones, cerrar brechas de género, proteger derechos humanos y transformar cadenas de valor ya no son metas accesorias, sino parte central del negocio. Así lo sostiene Sanda Ojiambo al cumplir cinco años al frente del Pacto Global de las Naciones Unidas, en una reflexión que combina logros alcanzados, desafíos en curso y una invitación a escalar la ambición corporativa. Para la ejecutiva, las empresas que integran la sostenibilidad en su ADN no solo generan impacto, sino que fortalecen su resiliencia y competitividad en un mercado cada vez más exigente.

Foto: Sanda Ojiambo, CEO y Directora Ejecutiva de Pacto Global de las Naciones Unidas.
La ejecutiva destaca que, pese a un escenario dominado por crisis superpuestas —sanitaria, geopolítica, climática y económica—, las empresas comprometidas con la sostenibilidad no solo han fortalecido su competitividad, sino que han demostrado ser agentes activos en la transformación de sus entornos. “Guiamos a las compañías para traducir la responsabilidad en resiliencia y la ambición en impacto, sin perder de vista la rentabilidad“, resume Ojiambo.
Durante su mandato, el Pacto Global ha ampliado significativamente su alcance: hoy más de 20.000 empresas en 160 países forman parte de la red, y solo en el primer semestre de 2025 se sumaron más de 2.000 nuevas organizaciones. La agenda de trabajo incluye acciones concretas en reducción de emisiones, derechos humanos, igualdad de género, condiciones laborales, trazabilidad en cadenas de valor y alineación de inversiones con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Con la mirada puesta en 2030, Ojiambo subraya la necesidad de escalar la acción empresarial sostenible y convertirla en el nuevo estándar operativo. “El reto ya no es sumar adhesiones, sino movilizar iniciativas creíbles, escalables y con impacto medible”, afirma. Para ello, el Pacto Global ofrece a las compañías herramientas de gestión, espacios de colaboración regional y redes de pares que facilitan la implementación de estrategias ESG alineadas con los principios de la ONU.
En su artículo, Ojiambo también enfatiza que el cambio de paradigma exige modificar los incentivos actuales del mercado para favorecer el valor de largo plazo sobre los retornos inmediatos. Esto implica, entre otros aspectos, integrar la sostenibilidad en el corazón de la estrategia de negocio, repensar estructuras operativas y generar nuevas métricas de desempeño.
En un cierre que combina gratitud institucional y visión de futuro, la directora ejecutiva reafirma el compromiso del Pacto Global de acompañar a las empresas —especialmente aquellas que operan en contextos complejos— en el fortalecimiento de su credibilidad, su valor empresarial y su impacto positivo.
“El poder transformador del sector privado está más vigente que nunca”, concluye. “Con liderazgo, coherencia y colaboración, podemos construir economías más justas, sostenibles y resilientes”.