Un nuevo estudio plantea que la ciudadanía de Chile reconoce el rol indispensable del sector empresarial para el desarrollo del país, pero persiste una amplia brecha entre las expectativas sociales y la contribución percibida, especialmente entre los jóvenes. El bienestar de los trabajadores se mantiene como la principal prioridad para obtener legitimidad y credibilidad social por parte de una empresa, en un contexto de creciente desconfianza y caída del consumo responsable.
La décima versión del estudio “La Empresa que Queremos 2025”, desarrollado por la consultora Visión Humana con el apoyo de Acción Empresas, muestra un cambio nítido en las prioridades sociales: las personas quieren menos discurso, más foco en lo esencial y más coherencia en la práctica.
El estudio confirma que la ciudadanía vuelve a valorar lo básico y fundamental. La transparencia se consolida como la característica central de cómo se define una buena empresa, elegida por 45% de las personas, seguida por la rentabilidad (42%), la honestidad (39%) y la responsabilidad social (35%). Además, “promover el bienestar de sus empleados” se mantiene como el principal objetivo que debería tener una empresa, mencionado por 48 % de los encuestados, y le siguen “satisfacer las necesidades de sus consumidores” (45%) y “cumplir la ley y la normativa” (37%).
En cuanto a la contribución empresarial, la investigación revela una brecha relevante entre expectativas y desempeño. Si bien 58% de la ciudadanía considera que las empresas son indispensables para el bienestar y desarrollo del país, solo 29% estima que efectivamente contribuyen “algo o mucho” al bienestar de la sociedad o al bien común, configurando una brecha de 29 puntos entre importancia y cumplimiento real. Este distanciamiento se intensifica entre los segmentos más jóvenes, que presentan las evaluaciones más bajas.
El estudio también evidencia una fuerte diversidad territorial y sectorial. La percepción de contribución por rubros muestra diferencias significativas: alimentos (59%), tecnología (57%) y universidades (57%) lideran la evaluación positiva, mientras que los sectores con evaluaciones más bajas oscilan entre un 16-34%. A esto se suma un escenario social desafiante, donde 39% declara estar insatisfecho con el país, 35% se mantiene neutral y solo 26% manifiesta satisfacción.
El consumo consciente también muestra una caída sostenida. Actualmente, solo 46% de las personas declara estar de acuerdo con actitudes de consumo ambiental o comunitariamente responsable, luego de haber alcanzado 71% en 2018, una disminución asociada a la presión económica y al cansancio frente a mensajes ambientales con pocas evidencias de cumplimiento.
Patricio Polizzi R., director general de Visión Humana, indicó que “el estudio muestra que el desafío que enfrentan las empresas para transformarse en un actor apreciado y valorado por la sociedad chilena se logra centrándose en lo esencial y en quienes las conforman, más que en propósitos grandilocuentes o foco externo excesivo. Y los criterios clave para esto son principalmente tres: ser una empresa honesta y transparente, que crea valor compartido con su ecosistema de stakeholder, especialmente los internos, y ofrece soluciones relevantes para la calidad de vida cotidiana y desarrollo de las personas. Por tanto, el desafío es centrarse en lo fundamental, evitando la dispersión y sofisticación”.
Constanza Pantaleón, gerenta general de Acción Empresas, señaló que “hoy la ciudadanía está pidiendo un tipo de empresa que sea capaz de demostrar integridad en lo cotidiano. No se trata de grandes discursos, sino de decisiones consistentes que reflejen respeto y responsabilidad en la forma de operar. Ese es el estándar que marcará la competitividad en los próximos años”.
