Las negociaciones internacionales para alcanzar un tratado global jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos culminaron en Busan, República de Corea, sin un acuerdo final. Aunque los delegados lograron redactar un “Texto del Presidente” como base para futuras negociaciones, las divisiones entre los países participantes obstaculizaron un avance más decisivo, posponiendo la resolución del tema hasta 2025.
Foto: UNEP.
El proceso, que reunió a más de 3,300 delegados de 170 naciones y 440 organizaciones, marcó el quinto período de sesiones del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-5). Si bien el evento fue presentado como un hito para reducir la contaminación plástica, las diferencias persistentes en áreas clave, como la eliminación de productos y químicos nocivos, un mecanismo financiero robusto y la obligatoriedad de las medidas, impidieron la concreción de un tratado definitivo.
En la sesión de clausura, países como México, respaldados por un grupo mayoritario de 95 naciones, exigieron un tratado ambicioso que incluya prohibiciones globales vinculantes y la eliminación gradual de plásticos dañinos. Este bloque subrayó que no aceptará un acuerdo que carezca de medidas firmes para abordar el ciclo de vida completo del plástico, desde su producción hasta su disposición final. Sin embargo, una minoría de países opuestos a estas restricciones limitó el consenso, lo que llevó a frustraciones entre los defensores de un acuerdo más contundente.
“Es desalentador salir de INC-5 sin un tratado significativo”, comentó Erin Simon, vicepresidenta de WWF. “La inacción pone en riesgo tanto la salud del planeta como la de las personas. Aunque hay progresos en el texto preliminar, la falta de un compromiso firme debilita la respuesta a esta crisis”. Por su parte, Eirik Lindebjerg, líder de Políticas Globales de Plásticos de WWF, agregó que el proceso está siendo “secuestrado por una minoría de estados que no tienen intención de encontrar soluciones significativas”.
A pesar de las dificultades, el texto presentado incluye avances como la consideración de prohibiciones globales para ciertos plásticos y químicos nocivos. Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), destacó que las conversaciones “han permitido una mayor convergencia” en las posiciones de los países y sentaron las bases para un acuerdo futuro.
El tiempo apremia: desde el inicio de las negociaciones en 2022, se han producido más de 800 millones de toneladas de plástico, de las cuales al menos 30 millones han terminado en los océanos, según WWF. Este impacto sobre los ecosistemas y la salud humana resalta la urgencia de un Tratado efectivo.
El futuro del Tratado dependerá de la capacidad de los países para superar sus diferencias en las próximas rondas de negociaciones. Mientras tanto, la creciente presión de la sociedad civil y de un bloque mayoritario de naciones promete mantener vivo el impulso hacia un acuerdo que proteja al planeta de la crisis del plástico.