El 92% de los inversores están priorizando el rendimiento financiero a corto plazo sobre las oportunidades que ofrecen las inversiones en factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), según la última edición del EY Institutional Investor Survey.
El informe, basado en la opinión de 350 responsables clave de empresas de inversión como gestores de activos, administradores de patrimonio, aseguradoras y fondos de pensiones, muestra una clara brecha entre las declaraciones sobre la importancia de los factores ESG y las decisiones de inversión reales. Aunque el 88% de los encuestados afirmó haber aumentado el uso de información ESG en el último año, el 92% se muestra reacio a comprometer el rendimiento a corto plazo en favor de beneficios sostenibles a largo plazo. Además, dos tercios (66%) de los inversores indican que los criterios ESG tendrán un peso menor en sus decisiones futuras.
Según el Dr. Matthew Bell, líder global de Servicios de Cambio Climático y Sostenibilidad de EY, “la comunidad inversora global debería estar al frente del impulso hacia la sostenibilidad, pero en cambio estamos presenciando niveles preocupantes de apatía“. Bell también señala que, si bien muchos inversores reconocen la importancia del cambio climático, en la práctica hay una falta de acción tangible.
El informe también revela que la percepción del “greenwashing” ha aumentado: el 85% de los inversores cree que este problema es más grave ahora que hace cinco años. Esto podría explicar por qué el 36% de los encuestados expresa insatisfacción con el progreso de las empresas en la presentación de informes no financieros. Además, el 80% cree que estos informes deben ser más claros y comparables, mientras que el 64% considera necesaria una auditoría independiente de las divulgaciones de sostenibilidad.
Curiosamente, a pesar del escepticismo hacia la información ESG, el 93% de los inversores confía en que las empresas alcanzarán sus objetivos de sostenibilidad y descarbonización. Sin embargo, solo el 17% de los encuestados monitorea activamente los cambios en las políticas climáticas de las empresas.
El estudio también destaca que los inversores se sienten más cómodos evaluando impactos a corto plazo (57%) que a largo plazo (25%). Además, solo el 55% considera que el cambio climático afectará sus estrategias de inversión, mientras que factores como el ciclo económico (63%) y las restricciones comerciales (62%) son vistos como más determinantes.
Según Bell, esta tendencia podría poner en riesgo los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático y alcanzar los objetivos de emisiones netas cero. “Si el mundo quiere tener alguna posibilidad de cumplir sus metas climáticas, se necesitarán billones de dólares en financiamiento. Esto depende de una comunidad inversora que tome en serio la sostenibilidad, la vea como una fuente de valor y no solo como un riesgo, y respalde sus palabras con acciones“, concluyó.