La sostenibilidad corporativa en Estados Unidos atraviesa una etapa de transformación silenciosa. Aunque la mayoría de las grandes empresas siguen publicando reportes, los informes de 2025 muestran como tendencia menos páginas, menos referencias al término “ESG” y más cautela en la comunicación. Así lo revela el quinto estudio anual “State of U.S. Sustainability Reports 2025”, elaborado por Teneo Insights a partir del análisis de 250 reportes de sostenibilidad publicados por compañías del S&P 500.

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Según los autores, el nuevo panorama regulatorio estadounidense, sumado al auge de movimientos “anti-ESG” y “anti-DE&I” (Diversidad, Equidad e Inclusión), está redefiniendo la manera en que las empresas informan sus avances en sostenibilidad. En paralelo, la presión global aumenta: Europa avanza con la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) y más países adoptan los estándares del International Sustainability Standards Board (ISSB). En ese cruce de fuerzas —regulatorias, políticas y reputacionales— las corporaciones optan por la moderación.
Menos extensión, menos siglas, más prudencia
El estudio muestra que el 82% de las compañías que el año pasado publicaron un reporte de sostenibilidad volvieron a hacerlo en 2025, aunque muchos informes fueron presentados con retraso por revisiones legales adicionales. En promedio, la extensión cayó un 16%, pasando de 83 a 70 páginas. Las principales reducciones se dieron en los apartados de diversidad e inclusión y en las narrativas sobre metas ESG.
Una señal simbólica del cambio es la desaparición del propio término ESG. Solo el 8% de los reportes incluye esa sigla en el título —una caída abrupta frente al 24% del año anterior— y su uso dentro de los documentos se redujo en dos tercios. En su lugar, el concepto de “sostenibilidad” domina la escena: casi la mitad de los reportes lleva esa palabra como eje central.
Las empresas se adaptan a la doble materialidad
Pese a la prudencia en la comunicación, las compañías no abandonan del todo el compromiso con la transparencia. Tres de cada cuatro informan haber realizado una evaluación de materialidad, y el 41% ya aplica el enfoque de “doble materialidad”, que evalúa tanto el impacto de la empresa en el entorno como los riesgos que el entorno plantea para el negocio.
En cuanto a la dimensión social, el estudio muestra que la “I” de inclusión fue la única letra del acrónimo DE&I que resistió el ajuste: el 78% de las empresas actualizó su terminología, pero la mitad mantuvo la palabra “inclusión” para reflejar su búsqueda de pertenencia y diversidad cultural.
Menos exhibición, más digitalización
Los reportes también perdieron visibilidad mediática. Solo el 36% de las empresas emitió un comunicado de prensa para difundir su reporte —frente al 76% en 2021—, aunque el 92% mantiene micrositios específicos sobre sostenibilidad. Sin embargo, muchos de esos portales redujeron el volumen de información disponible o eliminaron reportes históricos.
En paralelo, crecen las referencias a marcos normativos internacionales: el 31% de las compañías menciona la CSRD europea (aunque solo el 3% reporta plenamente bajo ella) y el 16% al IFRS, el doble que en 2024.
Lo que viene: inteligencia artificial y nuevas métricas
El estudio de Teneo también detecta un aumento notable en las menciones a la “IA responsable”: el 35% de los reportes incluye referencias a su uso ético, especialmente en los sectores tecnológico y de salud. En contraste, la verificación externa de datos sociales disminuye, y cada vez menos compañías publican avances concretos sobre metas ESG.
En síntesis, los reportes de sostenibilidad en Estados Unidos parecen entrar en una fase de consolidación y cautela. Las empresas no abandonan la transparencia, pero ajustan su lenguaje, acortan sus mensajes y buscan un equilibrio entre la presión regulatoria global y las tensiones políticas internas. En 2025, la consigna parece ser: decir menos, pero seguir diciendo.