Net-Zero Banking Alliance (NZBA) publicó la segunda versión de sus Directrices para el establecimiento de objetivos climáticos por parte del sector bancario. La nueva versión refleja los cambios en la ciencia, la regulación, los datos y las metodologías que tuvieron lugar en los tres años transcurridos desde que se publicó la versión original. Entrará en vigor el 22 de abril de 2024.
Tres años después del lanzamiento de la NZBA y la publicación de la primera versión de las Directrices, los 142 miembros de la Alianza, que en conjunto representan el 40% de los activos bancarios mundiales, votaron a favor de reforzar las Directrices.
La nueva versión también describe con más detalle principios clave para sustentar el establecimiento de objetivos creíbles y ambiciosos en línea con el logro de los objetivos del Acuerdo de París. Se aplicará a todos los objetivos nuevos y a cualquier nueva iteración de los objetivos existentes establecidos por los bancos miembros de la NZBA después del 22 de abril de 2024.
Luego del anuncio, han surgido algunas voces críticas, como las de Amalgamated Bank, Ecology Building Society, Triodos Bank, y BankTrack. Si bien reconocen algunas mejoras clave, como la incorporación de actividades de los mercados de capitales al alcance, sostienen que la segunda versión de las Directrices de la NZBA no ha incorporado elementos que podrían haber garantizado una mayor coherencia de los objetivos intermedios de los bancos con su objetivo de cero emisiones netas para 2050.
En ese sentido, desde BankTrack destacan que la nueva versión de las Directrices va un poco más allá que la original, ya que menciona explícitamente que los objetivos no sólo cubrirán las actividades de préstamo e inversión de los bancos sino que también incluirán sus actividades de organización y suscripción de mercados de capital (tanto de capital como de deuda). Sin embargo, plantean que “si bien esto es positivo, dado que para muchos bancos esto forma una parte clave de su cartera, los bancos miembros tienen hasta noviembre de 2025 para realizar estos cambios en su establecimiento de objetivos. Además, las emisiones facilitadas asociadas con las actividades de los mercados de capital probablemente se calcularán siguiendo la nueva metodología desarrollada por la Asociación para la Contabilidad Financiera del Carbono (PCAF), que permitiría a los bancos subestimar sus impactos climáticos reales”.
Agregan que el fallo clave de las directrices anteriores de la NZBA es la falta de coherencia entre los objetivos intermedios sectoriales de los bancos miembros y sus compromisos netos cero. “De hecho, si bien los objetivos intermedios deberían respaldar el objetivo de emisiones netas cero para 2050, muchos bancos que están en camino de alcanzar sus objetivos para 2030 todavía están financiando actividades de combustibles fósiles que son incompatibles con las emisiones netas cero para 2050. Lamentablemente, la nueva versión no soluciona estos problemas”, concluyen desde BankTrack.