Perspectivas globales sobre educación financiera: influencers, desinformación y falta de formación escolar

La educación financiera atraviesa una transformación acelerada a escala global. Lo que antes se transmitía en aulas y espacios formales hoy se aprende, cada vez más, a través de redes sociales, creadores de contenido e inteligencia algorítmica. Así lo confirma el informe “El valor de aprender”, elaborado por Santander junto a IPSOS, a partir de 20.000 encuestas realizadas en 10 países de Europa y América.

Uno de los datos más importantes del estudio es que uno de cada tres jóvenes de entre 16 y 24 años aprende sobre dinero a través de plataformas digitales, desplazando a la educación tradicional. El fenómeno interpela de lleno al sistema educativo, pero también al sector financiero, al ecosistema corporativo y a los reguladores.

Argentina: alta demanda, baja formación tradicional

En el caso argentino, la brecha estructural es particularmente marcada. El 86% de los encuestados afirma no haber recibido educación financiera en la escuela, una de las cifras más altas del relevamiento internacional. Sin embargo, existe un consenso social amplio sobre su necesidad: el 91% considera que la educación financiera debería estar garantizada por escuelas y familias.

El estudio revela además que, ante la falta de oferta formal, casi el 30% de los argentinos recurre a redes sociales para informarse sobre temas financieros, proporción que se duplica entre los jóvenes. Este desplazamiento hacia fuentes informales de aprendizaje plantea un desafío estratégico para la inclusión financiera y la protección del consumidor.

Percepción versus conocimiento real

Uno de los hallazgos centrales del informe es la distancia entre percepción y conocimiento efectivo. El 61% de las personas afirma tener conocimientos financieros, pero solo el 11% se siente realmente bien informado. Cuando se evalúan conceptos básicos, las falencias quedan expuestas: en Argentina, apenas el 27% respondió correctamente una pregunta sobre inflación.

Desde una perspectiva macroeconómica, este dato no es menor. La comprensión de variables como inflación, tasas de interés, endeudamiento o ahorro incide de manera directa en la toma de decisiones de consumo, inversión y planificación financiera, con impacto sistémico sobre la estabilidad económica.

El costo de la informalidad: estafas y fraudes

La expansión de los llamados finfluencers y de los contenidos financieros no regulados también tiene su contracara en términos de riesgo. Siete de cada diez jóvenes fueron víctimas de intentos de estafas digitales y casi uno de cada cuatro cayó en fraudes online, según el informe.

La combinación de alta demanda de información, baja formación estructurada y entornos digitales poco regulados configura un nuevo frente de vulnerabilidad financiera, que impacta tanto a consumidores como a entidades del sistema.

El rol del sector financiero

Pese a las brechas existentes, el valor de la educación financiera está ampliamente reconocido. El 95% de los encuestados considera que aporta beneficios concretos, desde una mejor toma de decisiones (64%) hasta una gestión más eficiente del dinero y las deudas (59%) y una reducción del estrés financiero (40%).

En este contexto, 9 de cada 10 personas creen que los bancos deben asumir un rol activo en la educación financiera, lo que consolida esta agenda como un eje estratégico de sustentabilidad, reputación e inclusión.

El desafío no es solo enseñar a manejar el dinero, sino acompañar a las personas en la toma de decisiones informadas y responsables en un entorno digital cada vez más dinámico”, afirmó Alejandro Butti, CEO de Santander Argentina. “La educación financiera es clave para el desarrollo personal, la inclusión social y la sostenibilidad económica del país”, agregó.

Una agenda abierta para el sector corporativo

Las conclusiones del informe plantean la educación financiera dejó de ser una temática periférica para convertirse en un factor crítico del desarrollo económico y la inclusión social. Para el sector corporativo, el desafío no pasa solo por acompañar la transformación digital, sino por contribuir activamente a cerrar la brecha de conocimientos que hoy expone a millones de personas a decisiones financieras de alto riesgo.

La educación financiera no es un tema técnico ni accesorio: es una herramienta esencial de progreso. En toda sociedad, el conocimiento es lo que permite a las personas tomar decisiones informadas, anticipar riesgos y aprovechar oportunidades. Comprender cómo funciona el dinero (cómo se crea, se utiliza y se transforma) es, en última instancia, comprender una parte esencial de nuestra vida económica y social“, agregó Ana Botín, Presidenta ejecutiva de Banco Santander.

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