“Quien haga silencio varios años en sostenibilidad va a tener un alto costo que afrontar”

Así lo afirma Luis Ulla, Presidente del Consejo Consultivo del IARSE. El impacto del escenario de polarización en el mundo de la sostenibilidad, las tendencias que observa con respecto a los reportes, las consecuencias del burnout en las áreas de sosteniblidad, y la ventana de oportunidad que presenta el greenhushing, fueron algunos de los temas abordados en la entrevista.

Foto: Luis Ulla, Presidente del Consejo Consultivo del IARSE.

¿Cómo impacta el escenario de polarización en el mundo de la sostenibilidad?

La polarización, como fenómeno global, afecta a la Argentina de manera particular. Si uno mira el el último reporte de Edelman, el país figura en el tope en términos de polarización con respecto al resto del mundo. Con lo cual, sería casi un milagro que los sectores productivo, empresarial y comercial no se viesen afectados por eso.

Creo que, de todas maneras, las empresas tienen una actitud bastante prudente en términos de no entrar en cuestiones de polarización. Quizás en otros países, como Estados Unidos, las empresas se juegan más con alguna postura u otra. Pero considero que de tantos años de cuestiones pendulares en la Argentina, las empresas entienden que no es tan fácil esta cuestión de apoyar a uno o a otro sector.

Considero que, de todas maneras, el fenómeno de la polarización va trayendo una oportunidad para aquellos que sean capaces de comunicar de una manera distinta todo lo que sean los “reforzadores sociales”. Esto significa que vuelvan a traer a la escala de valores que la convivencia democrática entre los que piensan diferente es lo mejor que nos puede pasar. Creo que la comunicación de las empresas puede hacer mucho en ese sentido, sin que necesariamente se tengan que involucrar en uno u otro extremo de la posición binaria.

Por eso me parece que la comunicación tiene una oportunidad fantástica, y que a la larga eso va a ser una inversión. Es decir, aquellas que utilicen su capacidad de comunicar para reducir el impacto corrosivo que tiene la polarización van a ser empresas que se van a valorar también por su preocupación por la comunidad en una mirada de largo plazo. Creo que ahí hay una oportunidad para las empresas, para los sectores de marketing y creativos, para ver qué pueden hacer a favor de la cohesión social. Y pienso que pueden hacer mucho.

¿Qué tendencias observa con respecto a los reportes de sostenibilidad?

Por un lado veo algo nuevo, que sería sin duda el nivel de calidad. Veo a las empresas que tradicionalmente reportaban, reportando con un nivel de calidad fantástico. A mí, además, no solo como promotor del tema sino también como docente me da gusto hoy dar trabajos prácticos mostrando los reportes que tenemos de las empresas en Argentina y en América Latina.

Es decir, en general diría que el grupo que lleva el liderazgo en esto está haciendo los reportes con un gran nivel de calidad y de exhaustividad. Porque es importante que sean atractivos, como que inviten a ser leídos. Porque un reporte tiene que ser, en definitiva, un pequeño manual de sostenibilidad para aquel que quiere aprender la complejidad de la gestión. Yo los considero de esa manera y los presento como tales a la gente joven que quiere aprender. Y cuando les hablo a ellos, lo primero que les digo es: miren cómo se reporta. Porque si hay coherencia entre la gestión y el reporte, y esos resultados son veraces, ahí va a haber un espectro maravilloso de los 360 grados de la sostenibilidad. Incluso se van a encontrar con cosas que no veíamos en los reportes 10 años atrás. En ese sentido hubo un crecimiento enorme.

Pero también es cierto que observo alguna vuelta a la cuestión de los reportes demorados. Por ejemplo, nos encontramos a esta altura del año y aparece un reporte del año 2023. Entiendo que cada empresa sabrá por qué pudo o no pudo hacerlo rápido.

Pero en mi época gerencial recuerdo que había como una carrera que nadie había declarado, y si uno presentaba un reporte en marzo de lo que había hecho la compañía el año anterior “eras Gardel”. Porque demostrabas que tu información estaba ya analizada, disponible, clasificada, y que faltaba solamente recolectar los datos de diciembre para hacer el cierre.

Creo que las empresas líderes siguen haciendo eso. Pero sin duda hay otras que han vuelto a reflejar esa demora, y para mí eso es un llamado de atención.

Entiendo la causa. Considero que tiene que ver con que hay equipos cada vez más más pequeños, más diezmados de las áreas de sustentabilidad. Y como lector profundo de Sustenomics recuerdo que publicaron una nota sobre burnout de los gerentes y encargados de sostenibilidad. Es decir, están absolutamente recargados, no tienen ni la cantidad ni la calidad de gente que haría falta en esas áreas. Pero creo que esas son decisiones empresariales. Y me parece que están mirando el corto plazo. Yo no niego que haya que verlo. Pero me parece que estamos perdiendo de nuevo la mirada de largo plazo que habíamos ganado en esto. Porque hace 25 años empezábamos a predicar estos temas, y nos dimos cuenta de algo que era clave: si no había una mínima mirada de largo plazo el tema de la sustentabilidad y la responsabilidad social no iba a ser relevante nunca.

Creo que en alguna medida esto pasa hoy por otras causas. En ese sentido, veo una caída en el interés, y es lo que más me preocupa. Por ejemplo, me asombra ver a una compañía norteamericana fabricante de tractores diciendo “quién fue el exagerado que tomó estos compromisos. Porque nosotros estos compromisos no los vamos a llevar adelante”.

Eso me genera preocupación. Esta idea de volver atrás, de negar hasta algunas cuestiones básicas. Y este silencio realmente me entristece.

¿Cuál es su opinión con respecto al Greenhushing (silencio ecológico) que diversos estudios mencionan como una tendencia a seguir de cerca?

Este silencio entristece porque refleja que hay un determinado liderazgo empresarial que sacó este tema de la prioridad. Porque si no decís nada, o te olvidaste o desapareció. Y esa es una preocupación que me parece una vuelta atrás enorme. Y lo digo no sin dolor, porque ha costado mucho trabajo llegar a esta mirada evolutiva y consciente de algunas cuestiones del impacto. Y sobre todo ver la oportunidad. Es decir, que gestionar a favor de la sustentabilidad no esté en la agenda, o se haga silencio, realmente es preocupante.

Porque de todos los temas que hacen a esa complejidad maravillosa, que ha explotado a 360 grados, en todo lo que abarca hoy la sostenibilidad, hacer un apagón me parece terrible y creo además que se va a pagar caro. Primero porque nadie puede tapar el sol con la mano. Yo puedo negar el calentamiento global un año, dos años, cinco años. Pero finalmente no lo voy a poder negar. Por eso creo que quien haga un silencio de varios años en este tema va a tener un alto costo que afrontar.

En su momento Paul Polman decía que la sostenibilidad era el tema número uno de sus preocupaciones. Pero hoy hay un silencio enorme de los referentes globales de las empresas. Es cierto que generacionalmente cambió el liderazgo. Los “Paul Polman de la vida” se han retirado de sus puestos de dirección y ha venido gente nueva que prefiere no conectar con la tradición que habían creado sus antecesores. Es, me parece, un tema para revisar, sin duda.

Porque creo que los analistas del concepto creíamos que ya había logrado fijarse al ADN. Decíamos: no importa quién esté, la compañía ya transversalizó este tema, la sustentabilidad está en todas las áreas.

Pongo de ejemplo una anécdota. En una Conferencia del IARSE en Buenos Aires habíamos invitado a dos gerentes de sustentabilidad, de dos empresas grandes, que no se conocían. Cuando subieron al escenario la pregunta fue “¿cuál es el futuro de las áreas de sustentabilidad?”. Y fue gracioso porque los dos empezaron con la misma palabra, y se rieron. Dijeron “disolverse”. Se miraron como diciendo “pensamos lo mismo”. En sus exposiciones explicaron que el área se va a tener que disolver, porque se va a transversalizar. Es decir, si llega un momento en el que todos llevan adelante desde su rol un trabajo de sustentabilidad, el área de talento humano va a operar de manera autónoma en eso, el área de compras, de logística, de producción, de comercialización, etc, todas van a tener ese ADN. Con lo cual, ese sería el indicio de que ellos habrían hecho un buen trabajo, y por eso “tendrían que desaparecer”, en el mejor de los sentidos.

Obviamente, buena parte de eso sí ocurrió. Creo que hay muchas áreas transversalizadas. Hay también empresas que tuvieron la capacidad de ir más allá y ligar los objetivos que se trazan de sustentabilidad al bonus, al salario, a los ingresos. Eso es maravilloso. Porque cuando vos lograste eso, tenés a todas las personas preocupadas por obtener los resultados y las metas que se trazaron. Ahora cuando eso se debilita, si desde arriba no baja una línea fuerte en ese sentido, que sea una mezcla de inspiradora y exigente, no debería extrañar que para abajo el tema se relaje.

Porque si la gente está con el tiempo justo, con los recursos justos, y de golpe sale de su lista de exigencias, seguramente dirán “me sacaron un peso de encima y voy a poder trabajar menos de 12 horas por día gracias a ello”. Pero si no es así, debiera estar en la lista primaria de los temas de gestión en todos los niveles de la compañía.

¿Considera que el silencio representa alguna oportunidad para el sector privado?

Creo que esto del silencio es un silencio que aturde. Que se callen los que fueron líderes, que se callen los que fueron ejemplo, me parece complicado. Incluso creo que están sometiendo el valor, el prestigio y la credibilidad de la marca a una situación de coyuntura que no amerita correr ese riesgo. Desligar a las marcas de su compromiso con la sostenibilidad me parece una verdadera locura. Más allá de que ahora esté de moda callarse.

Porque cuando quieran volver al ruedo y presentarse como sostenibles, las otras empresas van a haberles sacado una ventaja enorme. Y eso es algo que hay que mirar. Como recomendación diría: miren lo que hacen sus competidores. Si tu competidor está haciendo silencio, es una enorme oportunidad. Como decía Napoleón “no interrumpas a tu enemigo cuando se está equivocando”. Me parece que ahí habría que mirar la oportunidad.

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