Robert Eccles propone un enfoque pragmático para que el movimiento ESG supere la controversia ideológica

En un reciente artículo de opinión, Robert G. Eccles, profesor de la Universidad de Oxford y exprofesor titular de la Escuela de Negocios de Harvard, reflexiona sobre la difícil situación que atraviesa el movimiento ESG, un concepto que ha sido objeto de fuertes críticas desde distintos sectores políticos. Explica que si bien lo relacionado a ESG ha sido utilizado como una herramienta clave para medir y gestionar el desempeño ambiental, social y de gobernanza de las empresas, su eficacia y propósito han sido cuestionados tanto por la izquierda como por la derecha política.

Eccles destaca que, mientras que la izquierda considera que los factores ESG son insuficientes para abordar problemas sociales de gran envergadura, como el cambio climático, la derecha los percibe como un intento de imponer una agenda liberal que distorsiona los mercados. Este conflicto ha llevado a que muchos ejecutivos empresariales se distancien del concepto ESG, llegando incluso a practicar el “greenhushing”, es decir, a evitar hablar públicamente sobre sus iniciativas en esta área para no generar controversias.

No obstante, Eccles subraya la importancia de seguir conectando el desempeño financiero de las empresas con su desempeño en materia ESG. Considera que los desafíos sociales y ambientales que enfrenta el mundo, como el cambio climático, exigen que las empresas desempeñen un papel activo en su solución. Para avanzar en este sentido, Eccles propone un enfoque pragmático que incluye tres estrategias principales para los líderes corporativos: definir claramente el propósito corporativo, mejorar la transparencia en la presentación de informes ESG, y comprometerse constructivamente con las partes interesadas.

El profesor también aborda uno de los debates más complejos en torno a ESG: la elección entre la “materialidad simple” y la “materialidad doble”. Explica que la materialidad simple se centra en cuestiones que afectan directamente el valor para los accionistas, mientras que la materialidad doble incluye también los impactos sociales y ambientales que no necesariamente influyen en el desempeño financiero de la empresa. Aunque la materialidad doble es defendida principalmente por países europeos y sectores liberales en Estados Unidos, Eccles señala que su implementación es difícil y carece de un consenso político global.

En resumen, Eccles aboga por una redefinición del papel de las empresas en la sociedad, donde se reconozca la importancia de los factores ESG, pero con un enfoque realista y orientado a resultados que equilibre las expectativas de los accionistas con los desafíos sociales más amplios.

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