Sostenibilidad en tiempos de incertidumbre: cómo competir en la era de la disrupción

En un contexto global marcado por la inestabilidad política, las tensiones geoeconómicas y un clima de negocios cada vez más volátil, el sector privado enfrenta una pregunta incómoda pero ineludible: ¿es posible mantener —e incluso acelerar— la transformación sostenible sin perder competitividad? La respuesta, según el informe “Competing in the Age of Disruption” elaborado por Cambridge Institute for Sustainability Leadership (CISL), es sí. Pero no sin una reconfiguración profunda del enfoque corporativo tradicional.

Los autores Lindsay Hooper (CEO de CISL) y el ambientalista Paul Gilding, junto a más de veinte líderes empresariales de alto nivel, presentan una estrategia clara: quienes integren la sostenibilidad como ventaja competitiva estarán mejor posicionados para liderar en el nuevo orden económico ante un entorno geopolítico cada vez más impredecible.

El verdadero riesgo: quedarse atrás

Lejos de los discursos aspiracionales, el informe pone sobre la mesa un diagnóstico con foco empresarial. Las compañías hoy están atrapadas entre dos riesgos: el colapso económico si no se avanza hacia modelos sostenibles, y la pérdida de competitividad si la transición ocurre más rápido de lo que pueden adaptarse.

La clave, aseguran, es anticiparse. “Desde las disrupciones climáticas hasta el avance de las tecnologías limpias, los factores que están reformulando los mercados ya están en marcha“, afirma Hooper. “El riesgo no es moverse demasiado rápido, sino ser superado por otros“, agrega.

En cifras, el potencial es contundente: el mercado global de soluciones sostenibles podría alcanzar billones de dólares en la próxima década. Energías limpias, eficiencia operativa, cadenas de valor resilientes y modelos de bajo carbono serán la base de una economía más rentable, más estable y más alineada con las nuevas exigencias sociales, regulatorias y financieras.

Seis palancas para competir en la nueva era

El informe identifica seis áreas críticas para que las empresas lideren en medio de la disrupción:

  • Adoptar una nueva mentalidad: abandonar la complacencia y el cumplimiento incremental, y adoptar una visión transformadora centrada en valor y agilidad.
  • Superar el enfoque superficial de ESG: dejar atrás acciones simbólicas y reputacionales para avanzar hacia intervenciones que impulsen un cambio sistémico real.
  • Prepararse para competir en transformación: desarrollar capacidades de liderazgo, visión estratégica y posicionamiento político y cultural.
  • Innovar para crear y proteger valor: colaborar con actores clave del ecosistema de innovación y aprovechar las oportunidades de impacto colectivo.
  • Cambiar las reglas del juego: involucrarse activamente en la creación de marcos regulatorios que promuevan mercados justos, sostenibles y eficientes.
  • Generar momentum: posicionarse en el centro del debate público y movilizar a la mayoría del sector privado para impulsar una transición con escala.

El informe señala que este enfoque no solo representa una estrategia de mitigación de riesgos, sino una verdadera oportunidad de crecimiento y diferenciación en un entorno cada vez más competitivo.

Silencio no es neutralidad

Uno de los mensajes más provocadores del informe es que, en tiempos de disrupción, no posicionarse es también una decisión. Y es una forma riesgosa de hacerlo.

Callar ante las transformaciones en curso no es un acto de neutralidad; es ceder terreno estratégico”, alerta Hooper. Frente a cambios políticos como el nuevo giro en la administración de EE. UU. —que pone en jaque regulaciones ambientales clave—, las empresas tienen la oportunidad de ocupar un rol protagónico en la redefinición de las reglas del juego.

Inversores atentos, liderazgo exigido

Para los inversores institucionales, el mensaje también es claro. Como señala Carola van Lamoen, directora de Inversión Sostenible en Robeco, “la ciencia no ha cambiado, aunque el entorno político lo haya hecho. La transición es inevitable. Y la influencia de los actores financieros será fundamental para acelerar el cambio”.

En otras palabras: sostenibilidad y rentabilidad ya no están en tensión. La transformación estructural del mercado es una realidad —y quienes inviertan con visión de largo plazo podrán capturar valor en un entorno en redefinición.

Competir en la era de la disrupción

Más que una declaración de principios, los autores señalan que “Competing in the Age of Disruption” funciona como una hoja de ruta para líderes empresariales que buscan convertir la incertidumbre en una ventaja estratégica. En tiempos como el actual, consideran que el contexto exige decisiones audaces y, por eso, la consigna es que no basta con adaptarse. Hay que liderar. Porque las reglas del mercado están cambiando y la pregunta es quién las escribirá.

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