Así lo afirmó Sebastián Bigorito, director ejecutivo de CEADS, en el Kick off 2025 de la organización. Durante su discurso, planteó la necesidad de hacer una autocrítica del ecosistema de la sostenibilidad por haber contribuido al desprestigio de sus propias agendas, especialmente en un contexto global marcado por la fragmentación geopolítica, la polarización social y el debilitamiento del sistema multilateral. Bigorito también cuestionó el accionar de ciertas ONG, regulaciones poco efectivas, y prácticas empresariales como el greenwashing, al tiempo que llamó a retomar la seriedad técnica para proteger el desarrollo sostenible de la trivialización y la ideologización.

Foto: Sebastián Bigorito, director ejecutivo de CEADS, pronunciando su discurso en el Kick off 2025 de la organización.
Fragmentación global y debilitamiento del sistema multilateral
“Nos encontramos en un contexto global, social y geopolítico cuyo nivel de magnetismo ha dejado sin utilidad las brújulas que hemos utilizado hasta hoy para tomar decisiones”, señaló Bigorito al abrir su discurso. Según explicó, la fragmentación global y el debilitamiento del sistema multilateral —sobre el cual reposan gran parte de las agendas de sostenibilidad— han generado impactos negativos en diversas áreas.
“La sostenibilidad claramente es una agenda que prospera en época de paz. No podemos hablar de transición energética en medio de una guerra, donde el trilema energético cambia el sentido del vértice de ese trilema”, advirtió.
Críticas al accionar de ciertas ONG
Bigorito dirigió cuestionamientos hacia organizaciones no gubernamentales que, según él, han generado conflictos innecesarios y fomentado la falsa dicotomía entre crecimiento económico y protección ambiental. “No han jugado como verdaderos gestores de los conflictos sociales. Porque también el rol de la ONG es ese, gestionar conflictos sociales, no incrementarlos”, señaló.
Asimismo, denunció la existencia de regulaciones diseñadas para generar negocios para unos pocos bajo la fachada de protección ambiental, con escaso o nulo valor agregado para el ambiente o la gestión empresarial.
El problema de la burocracia y el desprestigio del conocimiento científico
Otro punto destacado fue la lentitud de los procesos de evaluación de impacto ambiental y la ineficacia de ciertos seguros ambientales, a los que calificó como “impracticables”. Además, criticó a los medios de comunicación por atribuir el título de ambientalistas a personas sin la debida formación científica, lo cual, según él, contribuye al desprestigio del conocimiento técnico.
“Nosotros siempre decimos en el CEADS que el derecho ambiental en Argentina es profuso, difuso y confuso. Pero además se ha sumado una ideología, una doctrina con una alta carga ideológica, y eso ha impregnado no solamente a parte de la opinión pública formada, sino principalmente a los policy makers y a los legisladores”, afirmó Bigorito.
Autocrítica del ecosistema de sostenibilidad
Lejos de atribuir todos los problemas al contexto global o a factores externos, Bigorito también hizo un llamado a la autocrítica dentro del propio ecosistema empresarial y de sostenibilidad. “Hemos naturalizado un montón de cosas que no le han hecho bien a esta reputación de la sostenibilidad”, reconoció.
Citó ejemplos como la trivialización de las certificaciones, la adopción tardía de mercados de carbono sin un análisis técnico profundo, y las comunicaciones laxas que caen en prácticas de greenwashing, pinkwashing o bluewashing. “No estoy justificando al detractor de la sostenibilidad, pero sí que por lo menos tratemos de entender que le hemos dado argumentos”, dijo.
También consideró que muchas veces se ha forzado el concepto ESG. “No siempre toda acción vinculada a lo ambiental o a lo social encaja en la “E”, o en la “S”, o en la “G”. Hay cosas que claramente no se pueden incluir”, expresó.
Recuperar la seriedad técnica
Finalmente, Bigorito hizo un llamado a retomar la iniciativa con seriedad y rigor técnico, y advirtió sobre la importancia de no permitir que prácticas frívolas o elitistas sigan dañando la credibilidad del movimiento. “Estamos convencidos de que tenemos la enorme oportunidad de retomar la iniciativa en el sector empresarial asumiendo nuevamente una responsabilidad para continuar liderando las agendas de sostenibilidad corporativa a través de un liderazgo consciente y comprometido, pero esta vez dispuesto a custodiar las agendas de desarrollo sostenible con uñas y dientes ante iniciativas que tiendan a la trivialización y frivolización de las agendas. O a la sofisticación innecesaria, solo apta para las elites. Porque la sostenibilidad tiene ciencia y tiene técnica, nunca tenemos que olvidar eso”, afirmó.
Para finalizar mencionó que tenemos que evitar caer en la dicotomía producción versus sostenibilidad. “Dentro de poco tenemos que pensar que debiera ser hasta una redundancia decir desarrollo sostenible. Porque no hay forma de desarrollo que no sea de esa manera”, concluyó.