“El creciente poder de las grandes empresas se ha convertido en una máquina de generación de desigualdades”

Las palabras pertenecen a Amitabh Behar, director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, al presentar el informe “Desigualdad S.A.”, donde se plantea que 148 de las empresas más grandes del mundo obtuvieron cerca de 1,8 billones de dólares en beneficios y repartieron enormes dividendos entre sus accionistas, mientras que cientos de millones de personas han sufrido recortes en sus salarios reales.

De acuerdo con el nuevo informe de Oxfam sobre desigualdad y poder empresarial global, desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha más que duplicado, pasando de 405 000 millones de dólares a 869 000 millones (lo que supone un aumento de 14 millones de dólares por hora). Entretanto, la riqueza que concentran cerca de 5000 millones de personas ha disminuido. A este ritmo, podría aparecer el primer billonario del mundo en tan solo 10 años, mientras que harían falta 229 años para erradicar la pobreza a nivel global.

El informe “Desigualdad S.A.” revela que siete de las 10 empresas más grandes del mundo tienen a un billonario como presidente o accionista principal, y que el valor de mercado conjunto de estas mega empresas es de 10,2 billones de dólares, más que el PIB combinado de todos los países de África y América Latina.

Estamos asistiendo a lo que parece el inicio de una nueva década de gran división, en la que miles de millones de personas se enfrentan a los efectos económicos de la pandemia, la inflación y la guerra, mientras las fortunas de los billonarios crecen desorbitadamente. Esta desigualdad no es ninguna casualidad; los billonarios se aseguran que las grandes empresas les generen más riqueza a costa del resto de la población”, señala el director ejecutivo interino de Oxfam Internacional, Amitabh Behar.

El creciente poder de grandes empresas y monopolios se ha convertido en una máquina de generación de desigualdades. Mientras exprimen a las y los trabajadores, arman esquemas agresivos de elusión fiscal, privatizan los servicios públicos y aceleran el colapso climático, canalizan cantidades ingentes de riqueza hacia sus propietarios, ya ultrarricos. Y así, de esta manera, estas grandes corporaciones canalizan también poder, menoscabando nuestras democracias y derechos. Ninguna empresa o persona debería ser capaz de acaparar tanto poder sobre nuestras economías y nuestras vidas. En otras palabras: nadie debería poseer mil millones de dólares”, agrega Behar.

Según Oxfam, el aumento desmesurado de la riqueza extrema en los últimos tres años se ha consolidado mientras que la pobreza mundial continúa en niveles similares a los registrados antes de la pandemia. En términos reales, considerando el aumento de coste de vida, la riqueza de los billonarios se ha incrementado en 3,3 billones de dólares desde 2020, a un ritmo tres veces mayor que la inflación.

Otros datos que revela el informe advierten que al igual que las fortunas de los súper ricos, las grandes empresas obtendrán ganancias anuales récord en 2023. Por ejemplo, 148 de las mayores empresas del mundo obtuvieron unos beneficios netos conjuntos de 1,8 billones de dólares en los 12 meses previos a junio de 2023: un aumento del 52 % respecto al promedio observado en el período de 2018 a 2021. Sus beneficios se situaron cerca de los 700.000 millones de dólares. El informe revela también que por cada 100 dólares de beneficios generados por 96 grandes empresas entre julio de 2022 y junio de 2023, 82 dólares acabaron en manos de accionistas ricos.

Desde Oxfam también sostienen que en todo el mundo las personas trabajan más duro y durante más horas, a menudo por sueldos insuficientes en empleos precarios e inseguros. Y agregan que los salarios de cerca de 800 millones de trabajadores y trabajadoras no siguieron el ritmo de la inflación, con una pérdida aproximada de 1,5 billones de dólares durante los últimos dos años, el equivalente a casi un mes (25 días) de sueldo perdido por cada persona empleada.

El informe también advierte que la “guerra contra lo fiscal” promovida por las grandes empresas ha provocado la reducción de los tipos efectivos en el impuesto sobre la renta empresarial de aproximadamente un tercio. Entretanto, las empresas han seguido beneficiándose y promoviendo la privatización del sector público y segregando el acceso a servicios esenciales como la educación o el agua.

Ha quedado demostrado, y la historia lo corrobora. El poder de la acción pública puede frenar la concentración de poder del sector privado y la desigualdad, convirtiendo el mercado en un espacio más justo y liberándolo del control de los billonarios. Los Gobiernos deben intervenir para acabar con los monopolios, dar poder a los trabajadores y trabajadoras, gravar los enormes beneficios de las empresas y, sobre todo, invertir en acciones y servicios públicos transformadores”, agrega Behar.

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