A pesar del escepticismo y las narrativas que sugieren un retroceso en las iniciativas de sostenibilidad corporativa, el informe “PwC’s 2025 State of Decarbonization” revela una realidad distinta. Si bien algunas empresas han reducido la visibilidad de sus estrategias climáticas, el compromiso con la descarbonización sigue firme y, en muchos casos, se está volviendo más estructurado y orientado a resultados.

El crecimiento de los compromisos
Los datos hablan por sí solos: en 2024, más de 4,000 empresas informaron sus compromisos climáticos a CDP, un incremento de nueve veces en los últimos cinco años. Además, el 37% de ellas han elevado sus ambiciones, mientras que solo un 16% ha optado por reducirlas. Una tendencia particularmente relevante es el creciente involucramiento de empresas más pequeñas, que ahora están estableciendo metas de reducción de emisiones impulsadas por la presión de sus socios comerciales más grandes.
Sostenibilidad con retorno financiero
Lejos de ser una carga, la inversión en productos y servicios sostenibles está comenzando a generar un impacto positivo en los resultados financieros. Según el informe, el 83% de las empresas han invertido en investigación y desarrollo de soluciones bajas en carbono, logrando un aumento de ingresos de entre 6% y 25% en productos con atributos sostenibles. Se proyecta que para 2030, más de un tercio de los ingresos de muchas organizaciones provendrán de la transición climática.
Desafíos y oportunidades en la reducción de emisiones
Aunque el progreso es tangible, la descarbonización sigue siendo un desafío complejo. Mientras que hay avances en la reducción de emisiones directas (Alcance 1) y las asociadas al consumo energético (Alcance 2), solo el 46% de las compañías está en camino de cumplir sus objetivos en el primer caso y el 54% en el segundo. El mayor reto sigue siendo el Alcance 3, que involucra emisiones a lo largo de la cadena de valor.
Curiosamente, las empresas con metas climáticas más ambiciosas son las que están logrando mayores avances, mientras que aquellas con objetivos más conservadores muestran un menor progreso. Esto sugiere que establecer metas desafiantes puede ser un catalizador para la acción efectiva.
Menos discurso, más acción
El informe también señala un cambio de estrategia en cómo las empresas abordan la sostenibilidad. En lugar de publicitar ampliamente sus compromisos climáticos, muchas organizaciones están optando por trabajar de manera más discreta para evitar el escrutinio y centrarse en la ejecución.
De hecho, un 84% de las empresas analizadas han mantenido sus compromisos climáticos, incluso tras cambios en la alta dirección. Entre las que han revisado sus objetivos, el ajuste no implica un abandono de la estrategia, sino una recalibración basada en información más precisa y planes financieros más detallados. Empresas como Microsoft, Crocs y Unilever han ajustado sus metas sin reducir sus inversiones en sostenibilidad.
La importancia de entender a la sostenibilidad como ventaja competitiva
El informe de PwC deja en claro que la transición climática no se detiene. Más allá de cumplir con regulaciones o evitar riesgos reputacionales, las empresas que incorporen la sostenibilidad en su estrategia central podrán convertir la descarbonización en una ventaja competitiva.
Las claves del éxito incluyen una gobernanza sólida que integre la sostenibilidad en la estrategia empresarial, financiamiento constante para convertir compromisos en acciones, una colaboración efectiva con proveedores y clientes para reducir emisiones en la cadena de valor, y una apuesta por la innovación de productos para satisfacer la creciente demanda de soluciones sostenibles.
Concluyen que las empresas que logren dominar esta fórmula podrán fortalecer sus márgenes, expandir su cuota de mercado y asegurar su competitividad en un mundo donde la sostenibilidad se está convirtiendo en un diferenciador clave.