Históricamente vistos como un anexo a los reportes financieros, los datos ESG están empezando a ocupar un lugar central en la estrategia corporativa. No solo porque ayudan a cumplir con nuevas exigencias regulatorias, sino porque —bien gestionados— fortalecen la capacidad de adaptación, mejoran la relación con los grupos de interés y abren nuevas oportunidades de negocio. Recomendaciones para pasar del cumplimiento a la acción estratégica.

Foto: Mandi McReynolds, directora de sostenibilidad de Workiva; y Jill Klindt, directora financiera de Workiva.
Esto es lo que sostienen Jill Klindt, directora financiera de Workiva, y Mandi McReynolds, directora de sostenibilidad de la misma empresa, en un artículo publicado recientemente en el Foro Económico Mundial. Desde su experiencia conjunta, proponen una hoja de ruta concreta para que las compañías pasen del cumplimiento a la acción estratégica.
El desafío: integrar dos mundos que no solían hablarse
Según señalan en el artículo, finanzas y sostenibilidad han operado históricamente en silos. Los reportes financieros siguen procesos maduros, auditados y regulados. Los de sostenibilidad, en cambio, a menudo se construyen con datos dispersos, métodos no estandarizados y poca integración operativa. Pero eso está cambiando.
El informe Executive Benchmark on Integrated Reporting, elaborado por Workiva con más de 1.600 líderes globales, muestra que el 85% de los ejecutivos ya planea avanzar con reportes de sostenibilidad independientemente de los cambios regulatorios. Y el 97% reconoce que una buena gestión de estos datos ofrece ventaja competitiva. El incentivo ya no es solo evitar sanciones: es construir empresas más resilientes y transparentes.
La solución: una alianza clave dentro del liderazgo corporativo
Para transformar los datos de sostenibilidad en un activo estratégico, Klindt y McReynolds identifican como punto de partida la colaboración entre CFOs (directores financieros) y CSOs (directores de sostenibilidad). Juntos, pueden romper barreras internas y construir una cultura de datos integrada que refuerce tanto el desempeño económico como el impacto social y ambiental.
Esto no es una declaración de principios, sino una estrategia con acciones concretas. Algunas de las recomendaciones que ya se están implementando en empresas líderes son:
- Crear estructuras de gobernanza conjunta entre finanzas y sostenibilidad.
- Formar equipos híbridos con conocimientos cruzados.
- Invertir en plataformas de datos que consoliden información ESG y financiera.
- Evaluar las fusiones, adquisiciones y expansiones con criterios de valor a largo plazo.
- Incorporar inteligencia artificial para mejorar la trazabilidad y la precisión de los informes.
Lo que ya está funcionando
Las autoras explican que la tendencia a integrar sostenibilidad y finanzas ya tiene impulso institucional. Más de 20 países han comenzado a adoptar los estándares del International Sustainability Standards Board (ISSB), que buscan homogeneizar los criterios de reporte. Y aunque Europa postergó la implementación de la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), muchas empresas han decidido seguir adelante por su cuenta.
No están esperando. Están liderando.
Y lo hacen porque han comprendido que reportar sostenibilidad no es solo una cuestión de transparencia, sino una oportunidad para rediseñar procesos, anticipar riesgos climáticos y sociales, y generar relaciones más sólidas con inversores, clientes y comunidades.
La oportunidad: liderar con datos, no solo adaptarse
En el nuevo paradigma corporativo, los datos sostenibles permiten responder preguntas clave: ¿cómo se impacta el entorno? ¿Dónde se generan vulnerabilidades en la cadena de suministro? ¿Qué tan preparado está el modelo de negocio para escenarios regulatorios y ambientales complejos?
Las empresas que pueden responder a estas preguntas con evidencia confiable no solo mejoran su reputación, sino su capacidad de tomar decisiones estratégicas. Esa es, quizás, la conclusión más poderosa de la propuesta de Klindt y McReynolds: la sostenibilidad, cuando se gestiona con el mismo rigor que las finanzas, se convierte en una ventaja competitiva real.
“El tiempo de la adaptación pasiva ya pasó”, afirman. “Es momento de liderar con datos, con propósito y con convicción”.
Y para eso, las herramientas ya están sobre la mesa. Falta que más organizaciones se animen a usarlas.