Se trata de RE-VISTE, el nuevo nombre bajo el que, a partir de ahora, operará el SCRAP (Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor). Presentado por la Asociación para la Gestión del Residuo Textil y el Calzado, la prueba piloto arrancará en abril de 2025 con la colaboración de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), que supervisará y monitorizará su correcta implementación.

Foto: Representantes del Comité de Dirección de RE-VISTE junto a Marta Gómez Palenque, directora general de Calidad y Evaluación Ambiental y Alejandro Dorado, comisionado para la Economía Circular del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
De la iniciativa forman parte empresas como Decathlon, El Corte Inglés, H&M, IKEA, Inditex, KIABI, Mango, Primark, Sprinter/JD y Tendam.
El proyecto será supervisado por el Comité de Seguimiento, compuesto por el Grupo de Trabajo del Residuo Textil de la FEMP y RE-VISTE, quienes harán un seguimiento de su correcta implementación en seis municipios representativos de los diferentes entornos sociodemográficos: dos urbanos, dos rurales y dos semiurbanos, con una población total de alrededor de 300.000 habitantes.
“Este proyecto piloto es un paso importante para reunir a todos los actores clave y trabajar juntos en la creación de un sistema eficiente y sostenible que permita establecer una correcta recogida de textiles y calzado, en línea con los desafíos regulatorios y la demanda de la sociedad”, destacó Juan Ramón Meléndez, director general de RE-VISTE. “Desde la fundación de la asociación en 2023, nuestro objetivo ha sido siempre posibilitar la transición hacia un modelo más eficaz en la gestión de estos residuos, y este piloto nos ayudará a avanzar en esa dirección”.
Cómo funcionará el proyecto piloto
Desde RE-VISTE explican que a través del proyecto se analizarán diversas opciones para la recogida de textiles, con el fin de implementar un sistema eficiente que se adapte a diferentes contextos municipales. Las vías de recogida incluirán la instalación de contenedores específicos en la vía pública y en puntos limpios municipales. Además, se habilitarán puntos de recogida en espacios privados como centros comerciales, tiendas, colegios y parroquias, ampliando la red de recolección a diferentes entornos y facilitando la participación ciudadana.
Una vez recogidos, los productos textiles serán transportados a plantas de clasificación, donde se evaluarán siguiendo el principio de jerarquía del residuo. Los artículos que se encuentren en buen estado se destinarán a la venta en tiendas de segunda mano. Aquellos que no estén en disposición de ser reutilizados, serán clasificados en función de su composición (como algodón o poliéster) para facilitar su posterior reciclaje, con el objetivo de transformarlos en nuevos tejidos.
El proyecto piloto tendrá una duración mínima de un año. Al concluir, se pretende elaborar una guía de recomendaciones que recogerá las buenas prácticas identificadas, para ofrecer a los entes locales herramientas y orientaciones que les permitan implementar con éxito la recogida selectiva de textiles en sus territorios.
“El sistema que estamos creando no solo facilitará la gestión de textiles, sino que también promoverá un modelo sostenible que involucre a todos los actores de la cadena de valor. La colaboración y la participación son clave para hacer efectiva la economía circular del textil, permitiendo a cada persona y empresa contribuir a un futuro más eficiente e innovador”, ha concluido Juan Ramón Meléndez, director general de RE-VISTE.