“Las empresas pueden ayudar a cerrar las brechas de desigualdad haciendo buenos negocios”

Así lo afirma Sergio Rengifo Caicedo, director ejecutivo de CECODES. Su mirada sobre el escenario actual de la sostenibilidad corporativa, en qué consiste la hoja de ruta para que las empresas aborden los desafíos de la biodiversidad que presentaron recientemente, cómo están fortaleciendo la implementación del TNFD en la región, por qué cree que las empresas deben liderar con propósito, y sus expectativas con respecto a la COP30; entre los destacados de la entrevista.

Foto: Sergio Rengifo Caicedo, director ejecutivo de CECODES.

¿Cómo ve el escenario actual de la sostenibilidad corporativa?

Hoy enfrentamos grandes desafíos en materia de sostenibilidad. A nivel global, el contexto está marcado por una creciente presión regulatoria, impulsada tanto por las políticas de la Unión Europea como por las medidas adoptadas en numerosos países. Desde el sector empresarial, esa presión tiene un efecto positivo: logra captar la atención del sistema financiero y acelerar el cambio.

Las compañías, sin embargo, deben afrontar retos cada vez más complejos. El primero está vinculado a la adaptación al cambio climático. La emergencia climática ya es una realidad, y urge invertir en infraestructura que permita fortalecer la resiliencia y garantizar la continuidad de las operaciones.

Otro punto de inflexión es la rendición de cuentas. La transparencia y la publicación de reportes ESG se consolidan como pilares fundamentales, en buena medida impulsados por los marcos regulatorios europeos.

Además, el sector privado necesita promover la innovación con enfoque de sostenibilidad. La clave está en cómo canalizar inversiones hacia el desarrollo de nuevas capacidades alineadas con conceptos globales como la economía circular, las energías limpias y las tecnologías verdes.

Desde el WBCSD y sus capítulos regionales observamos que las grandes corporaciones están incorporando estos modelos de negocio dentro de sus estrategias de sostenibilidad, trascendiendo el mero cumplimiento normativo para convertirlos en una ventaja competitiva.

En América Latina, los desafíos son particularmente complejos. Tal como advierte el Foro Económico Mundial, la inestabilidad geopolítica genera incertidumbre y, en muchos casos, politiza debates que deberían permanecer técnicos. A esto se suma la alta vulnerabilidad de la región frente a los impactos del cambio climático, especialmente en sectores como la agricultura, la energía y el turismo.

También persisten limitaciones estructurales —como la falta de infraestructura adecuada y las restricciones en el acceso al financiamiento verde— que obstaculizan el avance hacia una economía baja en carbono.

Un estudio reciente de la CEPAL advierte que la región alcanzará solo el 23% de las metas de la Agenda 2030. Los indicadores más rezagados son el aumento de la pobreza, la persistencia de la desigualdad y el estancamiento de la acción climática. De ahí la necesidad de movilizar más recursos financieros, tanto públicos como privados, para cerrar las brechas de inversión en sostenibilidad.

Otro aspecto clave es fortalecer la cooperación regional. En su última reunión anual, el WBCSD identificó tres ejes prioritarios: la rendición de cuentas; la proliferación del “boom” de la sostenibilidad, que ha incrementado los riesgos de greenwashing; y el desarrollo de cadenas de valor inteligentes y resilientes, en particular en lo que respecta al alcance 3.

Finalmente, atravesamos una etapa de transformación acelerada. Para gestionarla, se requieren líderes resilientes, capaces de adaptarse a los cambios geopolíticos y tecnológicos —como la irrupción de la inteligencia artificial— que están redefiniendo la forma en que operan las empresas.

Esa es, en síntesis, mi mirada global sobre la sostenibilidad desde una perspectiva empresarial y regional.

Recientemente presentaron una hoja de ruta para que las empresas aborden los desafíos de la biodiversidad ¿En qué consiste?

En CECODES trabajamos con cinco criterios ambientales ambiciosos, alineados con los del WBCSD. Uno de ellos es la biodiversidad, un tema que cobró especial relevancia tras la reciente COP16 celebrada en Colombia, que nos impulsó a reforzar este eje dentro de nuestra agenda ambiental.

En el marco del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, orientamos nuestras acciones hacia las metas 15 y 19. En colaboración con el WBCSD organizamos el evento “Camino a la COP16 2024”, que reunió a empresas de Colombia, Europa y América Latina con el propósito de generar discusiones constructivas sobre objetivos y métricas en biodiversidad, promover acciones con impacto positivo en la naturaleza e identificar oportunidades de financiamiento para este tipo de iniciativas.

Como resultado de ese trabajo, lanzamos el documento “Cambiando el rumbo”, que recopila casos empresariales y aprendizajes obtenidos durante este proceso. Además, desarrollamos la guía “De la narrativa al impacto: Guía de biodiversidad para las empresas”, en la que proponemos seis pasos para que las compañías incorporen la biodiversidad en su estrategia corporativa desde una perspectiva empresarial.

El primer paso consiste en que la empresa defina una ambición en biodiversidad vinculada al propósito corporativo, identificando sus dependencias y riesgos asociados al capital natural. El segundo implica desarrollar capacidades internas y fortalecer el conocimiento en biodiversidad dentro de la organización. A partir de allí, el tercer paso busca identificar las oportunidades, impactos, dependencias y riesgos de la biodiversidad en relación con la estrategia empresarial.

El cuarto paso propone construir un programa de biodiversidad, sustentado en una línea de base sólida, una ambición clara y un proceso de fortalecimiento de capacidades para su implementación. El quinto está orientado a ejecutar ese programa, transformando la estrategia en acciones concretas. Finalmente, el sexto paso invita a comunicar y divulgar los avances y resultados, promoviendo la transparencia y el aprendizaje colectivo.

En definitiva, esta hoja de ruta busca que las empresas pasen de la sensibilización a la acción, integrando la biodiversidad como un componente esencial de la sostenibilidad corporativa.

¿Qué está haciendo CECODES para fortalecer la implementación del Taskforce on Nature-related Financial Disclosures (TNFD) en Colombia y la región?

Esta es una iniciativa muy importante que viene liderando el WBCSD y que, desde CECODES junto con los capítulos locales, estamos impulsando activamente. El objetivo principal es crear conciencia sobre la necesidad de divulgar información financiera alineada con la naturaleza.

El WBCSD nos invitó a participar y nos seleccionó para liderar el componente latinoamericano en español. Desde ese rol, promovemos un espacio regional para fortalecer e impulsar la adopción del TNFD en América Latina. Hemos invitado a otros capítulos de la red, como Sumarse en Panamá, CEADS en Argentina, Acción Empresas en Chile, CentraRSE en Guatemala, CEDES en El Salvador y CEBDS en Brasil, entre otros, para que se sumen a esta iniciativa.

Con este trabajo buscamos generar conciencia y comprensión sobre el TNFD, de modo que las empresas reconozcan la importancia del capital natural dentro de su estrategia corporativa. Nuestro segundo objetivo es promover la acción y la divulgación, impulsando la confianza de las compañías para tomar decisiones informadas sobre la naturaleza. El tercero apunta a alinear los marcos regulatorios y de reporte; y el cuarto, a desarrollar métricas y mecanismos de financiamiento que permitan sostener este tipo de iniciativas.

Lanzamos una convocatoria abierta tanto a nuestras empresas miembro como, a través de los capítulos regionales, a compañías de distintos países. Recibimos el interés de más de 90 empresas de El Salvador, Colombia, México, Perú y Chile. Finalmente, unas 60 participan activamente en el programa, con alrededor de 90 personas involucradas en los diferentes ciclos de capacitación. Incluso contamos con una representante que se formó en la Universidad de Cambridge, en Londres.

Es importante aclarar que este programa no está dirigido a empresas que recién comienzan en temas de sostenibilidad, sino a aquellas que ya cuentan con cierto nivel de avance y tienen incorporados en su estrategia los marcos de divulgación relevantes.

De esta manera, estamos transfiriendo conocimiento y fortaleciendo capacidades para que las empresas comprendan y apliquen el TNFD, integrando la naturaleza como un componente esencial de su gestión y toma de decisiones.

¿Por qué han decidido sumarse a la iniciativa global para abordar la desigualdad social desde el sector empresarial (TISFD)?

El WBCSD fue pionero en crear el concepto de Negocios Inclusivos, y desde CECODES lo trajimos a Colombia en 2007. Con esta iniciativa logramos pasar de la teoría a la práctica, demostrando que la sostenibilidad no se limita al ámbito ambiental, sino que también implica un compromiso profundo con el impacto social. Las brechas de desigualdad y la pobreza aumentan la vulnerabilidad de las comunidades de bajos ingresos, y por eso entendimos que era necesario incorporar esta dimensión en las estrategias empresariales.

Lo que muchos quizás no saben es que CECODES ha implementado proyectos concretos para reducir la pobreza en diversos territorios del país. Además, hemos acompañado y asesorado a empresas de otros países en la adopción de este marco conceptual como parte de su estrategia, demostrando que es posible ayudar a cerrar las brechas de desigualdad haciendo buenos negocios.

En síntesis, los negocios inclusivos consisten en integrar a las personas de bajos ingresos en las cadenas de valor productivas. Por ejemplo, una empresa que necesita cacao para su producción puede identificar comunidades de pequeños agricultores y apoyarlas para que cultiven el cacao con los estándares de calidad requeridos. La empresa no solo garantiza la compra, sino que también brinda asistencia técnica, asegurando así un beneficio mutuo y sostenible.

Pero este enfoque va más allá del ingreso. Implica también fortalecer la capacidad institucional, garantizar necesidades básicas y mejorar la calidad de vida de las comunidades.

En CECODES desarrollamos durante casi ocho años un proyecto territorial que dio origen a mi libro Negocios con Impacto, donde recopilamos casos empresariales que demostraron cómo los negocios inclusivos pueden reducir la pobreza. De esa experiencia nació el concepto de “desarrollo territorial inclusivo”, una visión que articula iniciativas de corto, mediano y largo plazo con los distintos actores locales.

Fue en este contexto que el WBCSD nos convocó a participar en la iniciativa TISFD. Creemos que los países emergentes, que convivimos día a día con la desigualdad, tenemos mucho que aportar. Nuestra voz y experiencia en territorio pueden ayudar a definir estrategias concretas para cerrar brechas, con proyectos tangibles y resultados verificables que muchas veces no se replican en contextos europeos.

Por eso, desde nuestro conocimiento y experiencia de campo, queremos contribuir activamente al TISFD, aportando casos reales e iniciativas que generan impacto y fortalecen el propósito global impulsado por el WBCSD.

¿Por qué cree que las empresas deben liderar con propósito?

Personalmente, vengo reflexionando mucho sobre el tema del propósito. Hoy vivimos un verdadero boom de la sostenibilidad: todos hablan del tema y pareciera que de repente abundan los expertos. Y eso me preocupa, porque siento que el concepto se está volviendo superficial.

Por eso creo que debemos impulsar iniciativas con impacto real. Cuando hablo de empresas con propósito, el primer paso es garantizar la viabilidad financiera. Puedes tener las mejores intenciones, incluso fundar un negocio para ayudar a otros, pero si ese negocio no es sostenible económicamente, tarde o temprano dejará de existir, por más vocación que tengas de servir.

El propósito, entonces, debe ser auténtico, pero también pragmático. Liderar con propósito implica diseñar un modelo de negocio estructurado bajo el enfoque de sostenibilidad. Cuando la sostenibilidad se integra de manera genuina en la estrategia empresarial, no solo se generan buenos resultados financieros, sino que también se gestionan adecuadamente los riesgos sociales y ambientales.

Ahora bien, cuando hablo de propósito, también me refiero a la calidad humana del liderazgo. Necesitamos líderes empáticos, capaces de comprender las necesidades de sus grupos de interés y de anticipar el impacto que generan sus productos o servicios. La empatía permite conectar con el entorno, promover el desarrollo económico, crear empleo y ofrecer alternativas que aporten valor al país.

Además, un propósito basado en la sostenibilidad trae beneficios adicionales: mayor motivación, compromiso y sentido de pertenencia entre los colaboradores. El propósito, en ese sentido, debe estar estrechamente ligado a la ética, los principios y los valores —aspectos que, lamentablemente, se han ido perdiendo—. Un liderazgo empático, resiliente y adaptable a los cambios fomenta la creatividad dentro de los equipos y estimula la búsqueda de soluciones para mejorar la sociedad y el medio ambiente. Eso, a su vez, atrae y retiene talento.

Hoy enfrentamos un desafío enorme: muchos jóvenes están emigrando y llevando su talento a otros países. Ese capital humano es esencial para el desarrollo local, y cuando se pierde, se resiente el futuro de nuestras economías.

Por otro lado, cuando una empresa incorpora la sostenibilidad en su ADN y actúa con propósito, también genera lealtad entre sus clientes y obtiene una ventaja competitiva. Esas compañías suelen diferenciarse porque hacen negocios de manera disruptiva, innovadora y con impacto positivo. Creo firmemente que debemos humanizar la forma en que hacemos empresa en nuestros países y en la región.

Finalmente, liderar con propósito también exige resiliencia frente a la incertidumbre. Cuando una organización tiene claro su rumbo y ha interiorizado la sostenibilidad junto a sus grupos de interés, está mejor preparada para enfrentar las crisis. Las empresas que trabajen con esta visión serán, sin duda, las que mejor se adapten y prosperen en el futuro.

¿Qué expectativas tiene con respecto a la COP30?

Considero que esta COP marcará un punto de inflexión en materia de sostenibilidad. Será el momento en que tomemos verdadera conciencia de lo lejos que estamos de los objetivos planteados inicialmente. También representará un impulso para fortalecer la iniciativa “Power On”, porque es urgente pasar de las palabras a la acción, y hacerlo con mayor velocidad.

Creo, además, que esta cumbre se centrará en la implementación de los acuerdos climáticos, ya que nos encaminamos a superar el umbral de los 2 °C. Es indispensable acelerar su ejecución y poner un fuerte énfasis en la financiación climática.

Otro aspecto clave será avanzar hacia una transición energética justa hacia fuentes renovables. Debemos considerar que los hogares de bajos ingresos podrían enfrentar un aumento en los costos de energía, por lo que la equidad debe estar en el centro de la discusión.

Asimismo, es fundamental incrementar la inversión en adaptación. Nuestra región es particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático, por lo que debemos fortalecer las capacidades locales para responder ante los impactos que ya estamos viviendo.

Estos son algunos de los temas que se están abordando en el marco de la COP30. Pero hay un mensaje que me parece esencial: debemos pasar de los debates a la implementación concreta, para lograr transformaciones e impactos a gran escala.

Otro asunto relevante que se ha discutido en los preparativos de la COP es la lucha contra la deforestación, que considero la solución basada en la naturaleza más efectiva. A ello se suman otras prioridades, como la financiación climática, la transición energética, la protección de los bosques, la adaptación y justicia climática, y la gobernanza ambiental.

Recientemente escribí una columna sobre “Power On” durante la Semana del Clima de Nueva York, donde destaqué la necesidad de acelerar la acción empresarial frente al cambio climático. Identificamos grandes desafíos y riesgos concretos para las cadenas de valor ante los impactos climáticos. Desde el WBCSD se han definido varias prioridades clave: la transición hacia energías renovables, el desarrollo de sistemas eficientes de almacenamiento, la agricultura regenerativa para garantizar la seguridad alimentaria, la conservación de los océanos y ecosistemas naturales, la resiliencia urbana y la adaptación, que requiere una inversión significativa, además de un liderazgo empresarial global.

En la COP30 debemos comprender que, ante estos desafíos, ya no podemos pensar solo como líderes de un país. Debemos hacerlo como líderes regionales, con una visión global, resiliente y adaptativa frente a la realidad climática actual. Porque los efectos del cambio climático —al igual que los conflictos armados— nos impactarán a todos, sin importar en qué parte del mundo estemos.

Contenido relacionado

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad